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EL LIBERAL . El Evangelio

Evangelio según San Mateo 23,1-12.

25/08/2017 23:22 El Evangelio
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Evangelio según San Mateo 23,1-12. Evangelio según San Mateo 23,1-12.

Jesús dijo a la multitud y a

sus discípulos:

“Los escribas y fariseos

ocupan la cátedra de Moisés;

ustedes hagan y cumplan todo

lo que ellos les digan, pero

no se guíen por sus obras,

porque no hacen lo que dicen.

Atan pesadas cargas y las

ponen sobre los hombros de

los demás, mientras que ellos

no quieren moverlas ni siquiera

con el dedo. Todo lo hacen

para que los vean: agrandan

las filacterias y alargan los

flecos de sus mantos; les gusta

ocupar los primeros puestos

en los banquetes y los primeros

asientos en las sinagogas,

ser saludados en las plazas y

oírse llamar “mi maestro” por

la gente. En cuanto a ustedes,

no se hagan llamar “maestro”,

porque no tienen más que un

Maestro y todos ustedes son

hermanos. A nadie en el mundo

llamen “padre”, porque no tienen

sino uno, el Padre celestial.

No se dejen llamar tampoco

“doctores”, porque sólo tienen

un Doctor, que es el Mesías.

Que el más grande de entre

ustedes se haga servidor

de los otros, porque el que

se ensalza será humillado, y

el que se humilla será ensalzado’.

Comentario

Hoy se usa bastante la palabra

“referente” para señalar

a una persona que brilla ante

nosotros por alguna cualidad

especial. Parece significar

lo mismo que “modelo”, o,

al menos algo parecido a esta

palabra, ya más gastada por

el uso. Jesús viene a decirnos:

“no toméis por referentes

o modelos a los escribas y

los fariseos. Hablan correctamente,

pero su vida no es un

dechado de calidad y conducta

humana”’.

Lo podría decir también de

muchos de los que dirigimos

la palabra a las comunidades

cristianas.

Nuestro hablar puede ser

correcto; nuestra vida es ya

otro cantar. Lo formulaba muy

bien un poeta y obispo, Don

Pedro Casaldáliga: No voy, va

mi palabra. ¿Qué más queréis?

Os doy todo lo que yo

creo, que es más que lo que

soy.

Otro obispo, San Agustín,

se hacía eco de las otras

reglas dadas por Jesús: “Con

vosotros soy cristiano, para

vosotros soy obispo. ‘Cristiano’

es un título de dignidad;

‘obispo’ es designación de un

deber que me infunde temor”.

El apóstol Pablo se atribuye

el título de “padre”. Dice

que los fieles pueden tener

muchos pedagogos, pero que

padres tienen pocos, pues fue

él, Pablo, quien los engendró

para una vida nueva. El mismo

apóstol señala, entre los

distintos carismas que hay en

la Iglesia, el de maestros. Vemos,

pues, que no faltan usos

distintos en la Iglesia. Esto

nos puede librar de “fetichismos

lingüísticos”, de “tabúes

lingüísticos”, o de “fundamentalismos

lingüísticos”, si me

permitís las expresiones.

Quizá se objete: “Pero la

palabra de Jesús debe prevalecer

sobre la de Pablo (que

quizá no conocía estas palabras

que figuran en Mateo)”.

Y esto nos llevaría a cuestiones

como la historicidad

de esas palabras que aparecen

en labios de Jesús, o la

prioridad del sentido sobre la

pura letra. ?

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