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EL LIBERAL . Santiago

Una multitud de peregrinos rindió homenaje a María Antonia de San José en Villa Silípica

28/08/2017 06:43 Santiago
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Una multitud de peregrinos rindió homenaje a María Antonia de San José en Villa Silípica Una multitud de peregrinos rindió homenaje a María Antonia de San José en Villa Silípica

La devoción por beata Mama Antula se hizo sentir en las calles y rutas de Santiago del Estero hasta Villa Silípica, que se convirtió en un centro espiritual a un año de beatificación de la laica santiagueña. Cansados de caminar desde la tarde del sábado, con muchas dolencias físicas, pero con el corazón contento llegaron miles de peregrinos que fueron desde Capital, Loreto, Atamisqui y de otros lugares del interior para venerar a la beata.

La celebración eucarística estuvo presidida por el obispo de la Diócesis de Santiago del Estero, monseñor Vicente Bokalic, y concelebrada por el nuevo obispo auxiliar, Mons. Enrique Martínez Ossola, quien acompañó por primera vez a las comunidades regionales. Además, participaron los presbíteros Mario Ramón Tenti, Jorge Ramírez, Gastón Cuello, Alejandro Tenti, Mariano Ledesma y Sigmund F. J. Schanzle.

Una verdadera fiesta se vivió en el santuario, que albergó a niños, jóvenes y adultos, quienes le acercaron a María Antonia de San José sus intenciones. Con bombos, acordeones y cantos se vivió esta festividad, que se repetirá cada año el último domingo de agosto. La gente acompañó con sus banderas y pañuelos y puso de manifiesto la gran devoción por la beata.

La presencia del obispo auxiliar generó gran expectativa en la comunidad, que le dio una cálida bienvenida.

“El nombramiento del nuevo obispo auxiliar de Santiago del Estero es un regalo que nos dio el papa Francisco. Muchas gracias Quique por tu sí, ponemos tu vida, tu ministerio en manos de Mama Antula para que no te canses de caminar como ella”, dijo monseñor Bokalic al presentarlo ante la asamblea.

Por su parte, Martínez Ossola agradeció al pueblo santiagueño y se encomendó al servicio. “Vengo a servirlos, a acompañar la marcha de esta comunidad diocesana. Voy de a poco conociéndolos y los felicito por el esfuerzo que han realizado los peregrinos que han caminado toda la noche, a los que se fueron sumando y todos los que vivimos este día de fiesta. Todos sentimos en este día la caricia de Dios por medio de la beata Mama Antula. Tenemos muchos años para conocernos e ir caminando juntos. Que Dios los bendiga a todos”, señaló.

Mensaje

En su mensaje a la comunidad, monseñor Bokalic exhortó a seguir el ejemplo de Mama Antula y “caminar para llevar a Dios”.

“Mama Antula en su vida le dio valor el sentirse muy amada por el Señor. También salió a caminar, no se quedó sentada. Fue bautizada, tuvo catequesis como todos nosotros, fue educada por los padres jesuitas, pero sintió que esa experiencia que tenia de Jesús Salvador no podía quedar para ella solamente y pensó en los esclavos, pobres, enfermos, en los presos, en la gente del monte que estaban solos y abandonados. Ella sintió que esto le quemaba su corazón y salió al encuentro a caminar sola”, remarcó.

Destacó que era “una mujer aguerrida, fuerte y valiente, como dice el Papa, como muchas de las santiagueñas, que no se dejan doblegar por el sufrimiento, el desamparo, la miseria, por enfermedades, que se ponen de pie y se hacen cargo de sus hijos y nietos”.

“Mama Antula sintió que ese regalo de haber conocido a Jesús tenía que dárselo a los demás, porque sintió hondamente la pobreza, el desamparo y tantos males que había en esa sociedad, como los tenemos hoy. Hay tantas ambiciones, prepotencia, indiferencia y esto de pensar que lo importante es salvarse uno sin importar si se hunden los demás. Así destruimos nuestras familias, la convivencia, así sumergimos en el dolor, la desesperanza y angustia tantos hermanos nuestros, que no le encuentran sentido a sus vidas; hay muchos jóvenes que no encuentran un lugar en sus familias ni en la sociedad”, añadió Bokalic.

“No piensen que la época de Mama Antula era mejor que la nuestra, a veces nos quedamos conformes creyendo que antes se vivía mejor. No sé si se vivía mejor, había pobreza, marginación, discriminación, seguramente había una casta que vivía bien posicionada y otros no, esta es nuestra historia. No es que hemos superado esto, porque hoy también vivimos en estos sistemas económicos en que hay un grupo de gente que la pasa muy bien y un montón de gente que están arañando el puchero para llegar a fin de mes. Ella superó esa casta, dejó todo, hasta su apellido, porque quería estar con los pequeños y débiles para llevarles a Dios”, dijo el obispo.

“Necesitamos volver a mirarla y decirle que nos ayude a tener la fe que tuvo, a encontrar a Jesús para que nos levante en la desesperanza, cuando nos perdemos expectativas en la vida; tenemos que pensar que ella nos entiende mucho porque pasó por todas las experiencias de dificultad en soledad, ella sabe de pobreza y cansancio. Pidamos que nos ayude a caminar juntos, que desde Silípica llevemos la pasión de llevar la buena noticia”, finalizó. l


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