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EL LIBERAL . El Evangelio

Lectura del santo evangelio según san Mateo (25,14-30)

01/09/2017 22:30 El Evangelio
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Lectura del santo evangelio según san Mateo (25,14-30) Lectura del santo evangelio según san Mateo (25,14-30)

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos esta parábola: “Un hombre, al irse de viaje, llamó a sus empleados y los dejó encargados de sus bienes: a uno le dejó cinco talentos de plata, a otro dos, a otro uno, a cada cual según su capacidad; luego se marchó. El que recibió cinco talentos fue en seguida a negociar con ellos y ganó otros cinco. El que recibió dos hizo lo mismo y ganó otros dos. En cambio, el que recibió uno hizo un hoyo en la tierra y escondió el dinero de su señor.

Al cabo de mucho tiempo volvió el señor de aquellos empleados y se puso a ajustar las cuentas con ellos. Se acercó el que había recibido cinco talentos y le presentó otros cinco, diciendo: “Señor, cinco talentos me dejaste; mira, he ganado otros cinco”. Su señor le dijo: “Muy bien. Eres un empleado fiel y cumplidor; como has sido fiel en lo poco, te daré un cargo importante; pasa al banquete de tu señor”. Se acercó luego el que había recibido dos talentos y dijo: “Señor, dos talentos me dejaste; mira, he ganado otros dos”. Su señor le dijo: “Muy bien. Eres un empleado fiel y cumplidor; como has sido fiel en lo poco, te daré un cargo importante; pasa al banquete de tu señor”. Finalmente, se acercó el que había recibido un talento y dijo: “Señor, sabía que eres exigente, que siegas donde no siembras y recoges donde no esparces, tuve miedo y fui a esconder tu talento bajo tierra. Aquí tienes lo tuyo”. El señor le respondió: “Eres un empleado negligente y holgazán. ¿Con que sabías que siego donde no siembro y recojo donde no esparzo? Pues debías haber puesto mi dinero en el banco, para que, al volver yo, pudiera recoger lo mío con los intereses. Quitadle el talento y dádselo al que tiene diez.

Porque al que tiene se le dará y le sobrará, pero al que no tiene, se le quitará hasta lo que tiene. Y a ese empleado inútil echadle fuera, a las tinieblas; allí será el llanto y rechinar de dientes”.

Comentario

Hay riesgos que no se deben correr: la historia de las doncellas que se pierden el banquete y el baile de bodas lo ilustraba ayer mismo.

Hay riesgos que se deben correr: el relato de hoy nos invita a esa aventura. No demos, pues, un bandazo; no nos pasemos al extremo contrario a la temeridad: al miedo, a la inseguridad enfermiza, al retraimiento ante cualquier cosa, aun de poca monta. Podemos recordar lo que aconsejaban los antiguos: “nada en exceso”.

Y Aristóteles atinó a colocar la virtud en el medio, entre dos extremos. Hay que señalar, con todo, que sólo cuando estos son viciosos vale la máxima, no cuando se trata de extremos magníficos en los que siempre cabe crecer: el amor teologal puede ser un buen ejemplo de esa extremosidad virtuosa.

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