Síndrome de Tourette: problemas neuropsicológicos que causan problemas de adaptación social en las personas (2ª y última parte) Síndrome de Tourette: problemas neuropsicológicos que causan problemas de adaptación social en las personas (2ª y última parte)
asociados con el síndrome?
Muchas personas con el síndrome de Tourette experimentan
problemas adicionales de neuro-comportamiento,
incluyendo la falta de atención, hiperactividad
e impulsividad (déficit de atención con hiperactividad)
y dificultades relacionadas con la lectura, escritura
y aritmética, además de síntomas obsesivocompulsivos
tales como pensamientos intrometidos,
preocupaciones y comportamientos repetitivos. Por
ejemplo, la preocupación por la suciedad y los gérmenes
puede asociarse con el lavado repetido de las manos,
y la preocupación por la posibilidad de que ocurran
cosas negativas puede asociarse con comportamientos
ritualistas como contar, repetir, ordenar y
acomodar. Las personas que padecen del síndrome de
Tourette también padecen de problemas de depresión,
trastornos de ansiedad y otras dificultades para llevar
adelante sus vidas, las que pueden estar o no relacionadas
directamente con el síndrome de Tourette. Si se
considera la gran cantidad de posibles complicaciones,
las personas con el síndrome de Tourette pueden
vivir mejor si reciben tratamientos médicos que incluyan
una amplia gama de modalidades terapéuticas como
por ejemplo una psicoterapia con un profesional
especialista como un neuropsicólogo que son los que
mejor comprenden el funcionamiento a nivel orgánico
funcional cerebral y a nivel intrapsíquico.
Los médicos neurólogos y los neuropsicólogos
diagnostican el síndrome de Tourette luego de asegurarse
que el paciente ha padecido de tics vocales
o motores durante por lo menos un año. La existencia
de otras condiciones neurológicas o neuropsicológicas
también puede ayudar a los médicos y neuropsicólogos
a hacer el diagnóstico. Los tics más comunes
rara vez son mal diagnosticados por los profesionales.
Sin embargo, la presencia de síntomas atípicos
o la presentación atípica de síntomas (por ejemplo, la
aparición de síntomas en la edad adulta), podrían requerir
de la ayuda de especialistas neuropsicólogos y
neurólogos para lograr un diagnóstico. El diagnóstico
generalmente se opta por diversos estudios utilizando
técnicas de diagnóstico por imagen, tales como
la resonancia nuclear magnética (RNM), la tomografía
computarizada (TAC) y el electroencefalograma (EEG),
además de ciertos exámenes de sangre que pueden
utilizarse para descartar la existencia de otras condiciones
clínicas que podrían confundirse con el síndrome
de Tourette.
Tratamiento
Los tics propios del síndrome de Tourette en principio
no requieren tratamiento; solo si son muy intensos,
o tienen otras repercusiones como dolor o
problemas de adaptación escolar o social. En estos
casos se pueden emplear fármacos neurolépticos
para disminuir la intensidad y frecuencia de los
tics, aunque no los hacen desaparecer por completo.
Además, todos los medicamentos producen efectos
secundarios. La mayoría de los efectos secundarios
de los neurolépticos pueden manejarse iniciando
el tratamiento gradualmente y reduciendo las dosis
cuando se producen efectos secundarios. Los efectos
secundarios más comunes de los neurolépticos
incluyen la somnolencia, el aumento de peso y el embotamiento
cognitivo. Algunos efectos secundarios
neurológicos tales como estremecimientos, reacciones
distónicas (movimientos o posturas retorcidas),
síntomas parecidos a la enfermedad de Parkinson y
otros movimientos disquinéticos (involuntarios) son
menos comunes y se manejan fácilmente reduciendo
las dosis. Después de usar los neurolépticos durante
largo tiempo, al suprimirlos se debe hacerlo lentamente
para evitar aumentos de rebote en los tics
y disquinecia por disminución de la dosis. Una forma
de disquinesia, producida por la disminución de
la dosis de la medicina, llamada disquinesia tardía,
es un trastorno de movimiento distinto al síndrome
de Tourette y que puede ser consecuencia del uso
crónico de neurolépticos. Es posible reducir el riesgo
de este efecto secundario usando dosis más bajas
de neurolépticos durante períodos más cortos.La
terapia neuropsicológica es útil para tratar los trastornos
asociados al síndrome de Tourette, como la
ansiedad y el estrés, los problemas de aprendizaje y
de conducta, y las consecuencias del impacto de la
enfermedad sobre las relaciones sociales y afectivas
del paciente y su familia.Si el síndrome se acompaña
de un trastorno obsesivo - compulsivo y/o por un déficit
de atención e hiperactividad es necesario, además,
tratar adecuadamente estas afecciones, que
pueden deteriorar todavía más la calidad del vida del
enfermo.