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La historia de las valijas inteligentes con las que viaja Usain Bolt

09/09/2017 22:17 Economía
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La historia de las valijas inteligentes con las que viaja Usain Bolt La historia de las valijas inteligentes con las que viaja Usain Bolt

Valija en mano, tres

emprendedores argentinos

no disrumpieron un

segmento de mercado:

lo crearon. Diego Saez-

Gil, Tomás Pierucci y Alejo

Verlini confeccionaron

Bluesmart, una maleta inteligente

que se jacta de

haber llegado antes que todas,

construyendo al mismo

tiempo una nueva categoría:

el smartride. La

compañía nació global, en

el sitio indicado para ello:

un café de Nueva York.

“Estábamos viviendo allá

la revolución del hardware

y IOT”, recuerda Pierucci,

cuando habla del momento

de la fundación, en

2013.

Hasta el momento, la

compañía vendió 40.000

valijas y en 2016 facturó

US$ 5,2 millones. Recientemente,

en junio, lanzó

al mercado la segunda

generación de productos,

compuesta por dos valijas

–una de 22 pulgadas y

otra de 29 pulgadas–, una

laptop bag y un pasaporte

pouch. Las valijas incluyen

autolock, para cerrarla

desde el smartphone,

cargador, GPS, balanza y

alerta de distancia. El propósito

a corto plazo, explica

Pierucci, es duplicar las

ventas con la nueva tanda

de mercadería. “Lo que

importa es crecer. Es infinito.

Nadie en el planeta

sabe lo que es el smartride.

En cinco años podemos ser

una bestia”, cree. Más concretamente,

quiere rugir

US$ 100 millones en ventas

anuales, además de lograr

un IPO.

La creación de prototipos

se financió con US$

150.000 iniciales, brindados

por cercanos. Luego,

recurrieron a la plataforma

Indiegogo, donde querían

obtener US$ 50.000

y terminaron logrando

US$ 2 millones, aportados

por 10.000 usuarios. “Fue

crowdfunding porque creo

fuertemente en él. Queríamos

ver si había mercado.

Nos dimos a conocer

gracias a eso”, recuerda

el emprendedor. A través

de ese portal entregaron

10.000 valijas a 110 países

y para la nueva generación

de productos aplicaron

60 por ciento de descuento.

“Diciéndoles gracias

a quienes confiaron

en nosotros”, detalla. En

su momento habían abierto

el segmento retail, pero

desistieron. “El cliente iba

a tener que estar pagando

el doble porque el retail se

iba a llevar el 60 por ciento

de comisión. No va a ser

así, es muy injusto”, dice.

El precio de la valija más

grande ronda los US$ 700.

El objetivo de Pierucci

y compañía es mejorar

la experiencia del trayecto.

“Nuestra gran apuesta

es estar en el viaje del pasajero.

Acompañarlo, darle

soluciones”, plantea. Al

conjunto de cuatro artículos

se le suma una aplicación.

“Que está jugando un

papel muy importante, es

un quinto producto”, detalla.

El desarrollo tecnológico

se realiza en la oficina

argentina, mientras que

el equipo de Ventas, PR y

Marketing está en los Estados

Unidos. “También hay

un equipo de ingenieros y

control de calidad en China”,

agrega.

Con proyección global,

Bluesmart creció andando

el típico camino de financiamiento

que recorre

cualquiera empresa estadounidense.

“Nacimos

afuera y después hicimos

la Argentina. Es el partido

que jugamos desde el

arranque. Sin el capital no

se podía”, sostiene Pierucci,

quien había transpirado

durante una década con

su anterior compañía, que

comercializaba buzos de

egresados. “Diez años sin

poder gastar nada, a pulmón”,

evoca. Luego, las

bocanadas de aire llegaron

en 2015, con US$ 11,5 millones

provistos por inversores

institucionales como

Amadeus, Cota Capital

e Y Combinator, así como

del referente máximo

de Pierucci, Marcos Galperín.

“Tienen potencial, nadie

tiene el futuro asegurado”,

opina un empresario.

La última inyección llegó

en enero de este año,

cuando atrajeron US$ 12

millones en su serie A, liderada

por el fondo Tsing

Capital.

“El objetivo con

esta ronda es no depender

más de los inversores para

crecer. Pero no podés vivir

toda tu vida buscando plata.

Nuestra estrategia es

ser profitable y después tomar

capital solamente para

crecer”, sentencia. Los

inversores, cree el emprendedor,

lo miraron porque

él mismo divisó al mundo.

“Todos los que invirtieron

lo hicieron porque teníamos

mirada global”, opina.

En diciembre de 2015,

ellos mismos anunciaron

una inversión de $ 100 millones

para los siguientes

cinco años. “Todos se nos

rieron. Y duplicamos lo

que dijimos –afirma–. Ya

llevamos invertidos $ 40

millones y habíamos planeado

$ 20 millones”. Habla

en serio.

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