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El nuevo desafío de la empresa detrás de Preguntados

09/09/2017 22:20 Economía
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El nuevo desafío de la empresa detrás de Preguntados El nuevo desafío de la empresa detrás de Preguntados

Máximo Cavazzani

siempre tuvo la misma angustia:

la de que se le acaba

el tiempo. Vivió coherentemente

y, a sus 30 años, ya

cuenta con varias vidas en

una: fundó su compañía,

Etermax, a los 20; supo

lo que es el éxito en España

con el juego Apalabrados,

en 2012; y tres años

después miró a todos desde

arriba, cuando Preguntados

fue la aplicación más

bajada de iTunes.

Todavía le quedan ganas

de hacer cosas, aunque

sabe bien que el mercado,

cambiante como pocos,

no es el mismo.

“Hoy,

no basta con hacer un juego

divertido o con muchos

usuarios”, dice, y añade

que la tasa de conversión

es un tema importante:

“Otras personas te comen

los usuarios, porque tienen

la posibilidad de adquirir

uno a US$ 1 y convertirlo

en US$ 2. Además de que

sea divertido, de que tenga

retención, está la monetización,

el pulido de la primera

experiencia, que esté

apuntado al público correcto.

La tecnología es la

que te va ayudando”.

Un unicornio reconoce

sobre Etermax que “tiene

que conseguir un juego

con volumen”, y se explaya:

“Está necesitando algo

así. Creo que es una de las

empresas más interesantes”.

Otro conocedor del

ecosistema explica que en

el mercado de juegos “las

aplicaciones tienen un ciclo

de vida” y que el desafío

es hacerse una pregunta:

“¿Y ahora qué?”. Responde

que Etermax “continuará

una historia de reinvenciones

exitosa”.

En su mazo de proyectos,

Cavazzani guarda

cuatro cartas a anunciar,

cuatro juegos orientados

a diferentes segmentos.

“Uno al de la construcción.

Otro es más real time.

El tercero es un spinoff

de Preguntados y el

último es un MOBA, un

juego de real time, de esport”,

cuenta. Además,

planea abrir una oficina

en Berlín, Alemania, antes

de fin de año. “Somos

buenos en la parte de software.

Y vamos a tratar de

atraer talentos que tengan

que ver con el producto,

programadores”, detalla.

Se sumarán, entonces,

cerca de 20 personas

a la plantilla completa de

Etermax, hoy de 250 personas,

225 de las cuales se

sientan en las nuevas oficinas

de la empresa, de

5000 metros cuadrados,

en Villa Urquiza.

Cavazzani tiene en

mente los tiempos necesarios

para lanzar un juego

al mercado, que rondan

entre los seis y los 12 meses.

“A tres juegos los estamos

haciendo hace un

año”, afirma, y aclara que

el cuarto fue tercerizado

a una “empresa amiga”

con el know how de Etermax.

Preguntados, extrañamente,

tardó tres meses.

“Obviamente no fue lo

que es el juego hoy. Eran

otra fuerza y otro mundo,

donde todo era más simple.

En plata podría haber

sido mucho más de lo que

fue si hubiésemos tenido

el conocimiento que tenemos

hoy”, rememora.

Tras

aprender de la experiencia,

dice que lo mejor es tomarse

un año para desarrollar

el juego y otro para tunearlo.

“Quizás no es correcto,

pero solemos hacerlo

en tiempo real. Eso te hace

perder la primera inercia”.

El emprendedor no sabe

cuánto vale su empresa.

“No hay forma de valuar,

depende mucho del

observador”, considera.

Cree que puede valer

lo que el ranking Tecnolatinas

le puso como base:

más de US$ 500 millones.

“Si me preguntan, vale

US$ 10.000 millones. Pero

otro me puede decir que

no vale nada”, afirma. Nadie

se lo dijo porque Cavazzani

no sabe lo que es pasar

por una ronda de inversión.

“Es un caso muy

atípico. Si uno puede ganar

la independencia que tiene

Etermax, es como jugar

con Messi. No necesitamos

hoy rondas. Reinvertir

lo que ganamos en desarrollo

es un patrón”, sostiene,

y explica que no está

al tanto del costo final de

un juego, aunque esboza:

“Un programador cuesta

entre US$ 30.000 y US$

50.000 al año y un equipo

por juego está compuesto

por 10/15 personas. Ni siquiera

hacemos la cuenta”.

Da, como mínimo, US$

300.000, y como máximo,

US$ 750.000.

En algún momento se

le cruzó por la cabeza cotizar.

“Lo he pensado. Pero

tiene el mismo problema

que tener inversores. O

peor, porque cuando uno

sale a la bolsa tiene que parecer

todo el tiempo, porque

del otro lado hay gente

escéptica –y está bien que

así lo sea–, y demostrar todos

los trimestres que ganás

plata”. No es su situación

actual: “Nosotros somos

una empresa que gana

plata cada tanto y cada

tanto no, y eso es lo bueno,

lo queremos así”.

La competencia acecha,

aunque todos, dice el

emprendedor, se han hecho

fuertes en su comodidad.

Nombres como SuperCell,

Rovio, Zynga y

Tencent suenan en la mente

de Cavazzani.

“Aunque

es verdad que cada de uno

de ellos se sofisticó tanto

en su nicho que también

se hicieron como una muralla

china. De la muralla

para adentro es muy difícil

ganarles, pero también

es muy difícil que salgan

de eso”, plantea. él quiere

meterse en algunas ajenas,

dice: “Tenemos pensado

salir del nicho de los

juegos sociales, donde somos

los número uno. No

es una buena idea, pero lo

hacemos igual porque nos

gusta. Me puede”.

Si quiere seguir con

pendiente hacia arriba, Cavazzani

sabe que necesita

superarse a sí mismo, aunque

todavía no sepa con

qué lo logrará. “Supongo

que son muchas estrategias.

Quizás sea un nuevo

juego que no tenga nada

que ver con Preguntados.

Quizás sea el Preguntados

de 2020, quizás una

aplicación relacionada con

alguna cosa más puntual,

como la educación. Probablemente

sea una integración

de lo que venimos haciendo.

Vienen tecnologías

nuevas, como la realidad

aumentada, virtual, inteligencia

artificial. La aplicación

de ellas a lo que ya hacemos

bien”. Es una nueva

partida.

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