El nuevo desafío de la empresa detrás de Preguntados El nuevo desafío de la empresa detrás de Preguntados
Máximo Cavazzani
siempre tuvo la misma angustia:
la de que se le acaba
el tiempo. Vivió coherentemente
y, a sus 30 años, ya
cuenta con varias vidas en
una: fundó su compañía,
Etermax, a los 20; supo
lo que es el éxito en España
con el juego Apalabrados,
en 2012; y tres años
después miró a todos desde
arriba, cuando Preguntados
fue la aplicación más
bajada de iTunes.
Todavía le quedan ganas
de hacer cosas, aunque
sabe bien que el mercado,
cambiante como pocos,
no es el mismo.
“Hoy,
no basta con hacer un juego
divertido o con muchos
usuarios”, dice, y añade
que la tasa de conversión
es un tema importante:
“Otras personas te comen
los usuarios, porque tienen
la posibilidad de adquirir
uno a US$ 1 y convertirlo
en US$ 2. Además de que
sea divertido, de que tenga
retención, está la monetización,
el pulido de la primera
experiencia, que esté
apuntado al público correcto.
La tecnología es la
que te va ayudando”.
Un unicornio reconoce
sobre Etermax que “tiene
que conseguir un juego
con volumen”, y se explaya:
“Está necesitando algo
así. Creo que es una de las
empresas más interesantes”.
Otro conocedor del
ecosistema explica que en
el mercado de juegos “las
aplicaciones tienen un ciclo
de vida” y que el desafío
es hacerse una pregunta:
“¿Y ahora qué?”. Responde
que Etermax “continuará
una historia de reinvenciones
exitosa”.
En su mazo de proyectos,
Cavazzani guarda
cuatro cartas a anunciar,
cuatro juegos orientados
a diferentes segmentos.
“Uno al de la construcción.
Otro es más real time.
El tercero es un spinoff
de Preguntados y el
último es un MOBA, un
juego de real time, de esport”,
cuenta. Además,
planea abrir una oficina
en Berlín, Alemania, antes
de fin de año. “Somos
buenos en la parte de software.
Y vamos a tratar de
atraer talentos que tengan
que ver con el producto,
programadores”, detalla.
Se sumarán, entonces,
cerca de 20 personas
a la plantilla completa de
Etermax, hoy de 250 personas,
225 de las cuales se
sientan en las nuevas oficinas
de la empresa, de
5000 metros cuadrados,
en Villa Urquiza.
Cavazzani tiene en
mente los tiempos necesarios
para lanzar un juego
al mercado, que rondan
entre los seis y los 12 meses.
“A tres juegos los estamos
haciendo hace un
año”, afirma, y aclara que
el cuarto fue tercerizado
a una “empresa amiga”
con el know how de Etermax.
Preguntados, extrañamente,
tardó tres meses.
“Obviamente no fue lo
que es el juego hoy. Eran
otra fuerza y otro mundo,
donde todo era más simple.
En plata podría haber
sido mucho más de lo que
fue si hubiésemos tenido
el conocimiento que tenemos
hoy”, rememora.
Tras
aprender de la experiencia,
dice que lo mejor es tomarse
un año para desarrollar
el juego y otro para tunearlo.
“Quizás no es correcto,
pero solemos hacerlo
en tiempo real. Eso te hace
perder la primera inercia”.
El emprendedor no sabe
cuánto vale su empresa.
“No hay forma de valuar,
depende mucho del
observador”, considera.
Cree que puede valer
lo que el ranking Tecnolatinas
le puso como base:
más de US$ 500 millones.
“Si me preguntan, vale
US$ 10.000 millones. Pero
otro me puede decir que
no vale nada”, afirma. Nadie
se lo dijo porque Cavazzani
no sabe lo que es pasar
por una ronda de inversión.
“Es un caso muy
atípico. Si uno puede ganar
la independencia que tiene
Etermax, es como jugar
con Messi. No necesitamos
hoy rondas. Reinvertir
lo que ganamos en desarrollo
es un patrón”, sostiene,
y explica que no está
al tanto del costo final de
un juego, aunque esboza:
“Un programador cuesta
entre US$ 30.000 y US$
50.000 al año y un equipo
por juego está compuesto
por 10/15 personas. Ni siquiera
hacemos la cuenta”.
Da, como mínimo, US$
300.000, y como máximo,
US$ 750.000.
En algún momento se
le cruzó por la cabeza cotizar.
“Lo he pensado. Pero
tiene el mismo problema
que tener inversores. O
peor, porque cuando uno
sale a la bolsa tiene que parecer
todo el tiempo, porque
del otro lado hay gente
escéptica –y está bien que
así lo sea–, y demostrar todos
los trimestres que ganás
plata”. No es su situación
actual: “Nosotros somos
una empresa que gana
plata cada tanto y cada
tanto no, y eso es lo bueno,
lo queremos así”.
La competencia acecha,
aunque todos, dice el
emprendedor, se han hecho
fuertes en su comodidad.
Nombres como SuperCell,
Rovio, Zynga y
Tencent suenan en la mente
de Cavazzani.
“Aunque
es verdad que cada de uno
de ellos se sofisticó tanto
en su nicho que también
se hicieron como una muralla
china. De la muralla
para adentro es muy difícil
ganarles, pero también
es muy difícil que salgan
de eso”, plantea. él quiere
meterse en algunas ajenas,
dice: “Tenemos pensado
salir del nicho de los
juegos sociales, donde somos
los número uno. No
es una buena idea, pero lo
hacemos igual porque nos
gusta. Me puede”.
Si quiere seguir con
pendiente hacia arriba, Cavazzani
sabe que necesita
superarse a sí mismo, aunque
todavía no sepa con
qué lo logrará. “Supongo
que son muchas estrategias.
Quizás sea un nuevo
juego que no tenga nada
que ver con Preguntados.
Quizás sea el Preguntados
de 2020, quizás una
aplicación relacionada con
alguna cosa más puntual,
como la educación. Probablemente
sea una integración
de lo que venimos haciendo.
Vienen tecnologías
nuevas, como la realidad
aumentada, virtual, inteligencia
artificial. La aplicación
de ellas a lo que ya hacemos
bien”. Es una nueva
partida.