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EL LIBERAL . La Banda

El maestro rural que creó el Ahorro Postal Escolar

15/09/2017 20:52 La Banda
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El maestro rural que creó el Ahorro Postal Escolar El maestro rural que creó el Ahorro Postal Escolar

Muchas historias del pasado poco

se evocan, por estar inmersas en un

denso manto de olvidos. Basta que exploten

las remembranzas para que resurjan

y transiten nuevamente por los

senderos ilimitados del tiempo.

La Aguada, paraje del Departamento

Río Hondo, escuchó en septiembre

de 1891, los primeros arpegios que brotaban

del interior de un niño recién nacido,

al que sus padres bautizaron con

el nombre de Francisco de Jesús Lescano.

Dios depositó en él una fuerte vocación

docente, la que cobró vida e hizo

factible que a los dieciséis años se

convirtiera en maestro rural, capaz de

sortear obstáculos y vencer la soledad

de días saturados de lejanías y no pocas

veces de desilusiones y desasosiegos.

Integró la lista de 26 docentes dispuestos

a luchar contra el analfabetismo

en el año 1907. Las paupérrimas aulas

de las escuelas rancho fueron para

él un desafío.

Lo recibió primero la Escuela Lainez

N° 6, del terruño que lo vio nacer; luego

la número 99 de San Benito, Guasayán,

donde tuvo que enfrentar la pobreza

del entorno y aprender un nuevo idioma,

el quichua, para relacionarse con

los habitantes del lugar y con sus alumnos

a los que transmitió conocimientos

y consejos.

A los problemas los afrontó con

“garra” y corazón. Los venció y logró

que su vida cobrara una magnitud impensada,

perfumada por el aroma de

los montes, arrullada por el viento y

beneficiada por los vivificantes rayos

del sol.

Ese lugar de Guasayán consiguió

que, de sus entrañas, brotara como un

manantial una confluencia de ideales y

que sus horas se enlazaran con ambiciosos

proyectos.

Francisco de Jesús, el maestro rural,

educador, consejero, auxiliar de

necesidades sociales y espirituales

consiguió consolidar con los lugareños

un vínculo de afecto y de amistad respetuosa.

Con paciencia pudo imponer

en el ambiente donde imperaba la ignorancia,

el concepto de que el ahorro

es un invalorable amigo, un tesoro poderoso,

un indestructible cimiento para

proyectar un futuro capaz de brindar

múltiples oportunidades.

Con una labor tesonera organizó un

innovador sistema previsional en el aula.

Al finalizar el año escolar reunía a

los alumnos y en presencia de los padres

les entregaba la suma que cada

uno había acumulado gracias al aporte

diario de moneditas. Con la citada

práctica inculcaba también en los niños,

la importancia de obviar gastos

superfluos, cuidar los útiles, la vestimenta,

etc., para alivianar el sacrificio

que realizaban los padres para cuidarlos

y educarlos.

La Escuela N° 99 de San Benito se

convirtió en un faro de luz. Incorporó

un comedor escolar; integró una asociación

cooperadora; formó una biblioteca;

construyó un aljibe para paliar la

falta de agua. En 1920 se convirtió en la

Agencia N° 1 de Ahorro Escolar, ya que

la experiencia y lucha de Francisco de

Jesús, aplicada en ella para combatir

la dilapidación económica, se había extendido

por toda la Argentina por disposición

del Consejo Nacional de Educación.

La visión creadora de ese maestro

rural santiagueño permitió contar en el

país con 118.000 agencias escolares y

habilitar más de 350.000 Libretas de

Ahorro. El Gobierno Nacional, como reconocimiento

a tan significativo aporte,

designó con el nombre de Caja Nacional

de Ahorro y Seguro a la Escuela

Lainez de San Benito, Guasayán.

Tiempo después autorizó al Consejo

Nacional de Educación a aplicar de 1°

y 6° grado un programa especial sobre

el aspecto previsional mediante la utilización

de cuentos, leyendas y poesías,

material que se reunió en el libro editado

en 1947, “Ahorro, Manual Auxiliar del

Docente”. El mismo, en su tapa, muestra

la figura de una niña sentada atesorando

entre sus manos una alcancía, la

que a su vez se apoya en su regazo. La

imagen permitía leer, sobre el pedestal

que sostiene el símbolo de la cultura

del ahorro, cuatro palabras: “Infancia

previsora, vejez tranquila”. El modelo

original lo constituye una escultura

que aún se conserva. La niña Aída Ferrari,

de seis años, posó para el artista,

que supo imprimir la dulzura de la mirada

de la pequeña, reconcentrada en la

ranura de la alcancía.

La historia de la vida del maestro

rural santiagueño, creador del Ahorro

Escolar, resurge una y otra vez del olvido,

del crepúsculo de sombras, de

las páginas del pasado. Crece y engarza

recuerdos, los que danzan en los homenajes

que recibió por su feliz iniciativa

a lo largo y ancho de la Argentina:

- Reconocimiento en el Edificio de

la Caja Nacional de Ahorro Postal, siendo

presidente de la misma el Sr. Antonio

Cafiero.

- La imposición de su nombre a varias

escuelas de la provincia de Santiago

del Estero.

- Su imagen ilustró la tirada de la lotería

provincial del 1° de abril de 1974.

- Lectura dedicada a él en el libro

“Piquillín” de cuarto grado.

- Remembranzas de su accionar en

el Manual para Cuarto Grado titulado

“Santiago del Estero”.

Con el correr de los años, su empuje

no se detuvo: fomentó la creación

del Club Atlético Güemes; fue socio

fundador de la biblioteca que lleva

el nombre del héroe salteño e impulsó

la creación de un monumento a la memoria

de ese gaucho histórico. Acompañó

a Monseñor Dubrovich en la colocación

de la piedra basal de la que sería

tiempo más tarde la Parroquia Sagrado

Corazón de Jesús del barrio Rivadavia.

Integró comisiones de la Liga

del Maestro Santiagueño y de la Universidad

Popular. El 28 de septiembre

de 1975 los brazos del Señor se abrieron

para recibirlo.

Hoy en el cielo, donde no transcurre

el tiempo y las imágenes se diluyen

como el polvillo de los vientos, don

Francisco de Jesús Lescano sigue enseñando

el silabario y enalteciendo al

magisterio.

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