Martínez Ossola: "No hagamos que la política nos divida como personas"

El obispo auxiliar de la Diócesis de Santiago del Estero, monseñor Enrique Martínez Ossola, pidió a los fieles "que la política no nos divida como personas", porque "los que pensamos diferente somos necesarios", durante la homilía que pronunció ayer ante miles de fieles en la misa central de la fiesta chica en honor a Nuestro Señor de Mailín.

Al hacer referencia al significado de la cruz (del que hablaba el evangelio de la fecha), dijo que "la cruz también marca nuestra sociedad, con sus divisiones y desencuentros", y en esa línea recordó que estamos próximos a una "contienda electoral".

"A veces la cruz marca nuestro hogar, nuestra familia, la muerte de un ser querido, la enfermedad, la falta de trabajo, la falta de diálogo, la incomprensión. La cruz también marca nuestra sociedad, con sus divisiones y desencuentros. A propósito, ahora que se aproxima una contienda electoral, no hagamos que la política nos divida como personas, los que pensamos distinto somos necesarios y necesitamos complementarnos", ahondó.

Hizo extensivo su pensamiento al afirmar que "la cruz marca las relaciones sociales también en el plano de la política internacional, con naciones en guerra. La cruz está presente en la mayoría de nuestros hermanos a través de la pobreza, la injusticia de la marginación. Hay mucho de eso en nuestro país, en nuestra sociedad y en el mundo entero".

Convocatoria

El flamante obispo auxiliar diocesano saludó a los peregrinos que en gran número llegaron no sólo desde Santiago sino también provincias vecinas, y a los miles de devotos que ayer participaron de la celebración.

"Veneramos la cruz. Aunque parezca un contrasentido: nadie venera una horca; nadie venera una inyección letal o un arma que permite matar a una persona. La cruz era un instrumento de muerte, y ¿qué la transforma en santa? la entrega de Jesús. Por eso somos devotos de la cruz. Y somos devotos de la cruz que porta a Jesús, que entrega la vida, que se juega por nosotros el todo por el todo, que nos enseña que a partir de la cruz hay una vida nueva", dijo.

Para profundizar sobre el sentido del sufrimiento de cargar la cruz y la felicidad de los frutos de ese sacrificio, recordó el párrafo de una poesía de monseñor Angelelli que dice: "Mi vida fue como en cardón, sacudida por los vientos y aferrada a ti Señor. Vigía en noches de estrellas para susurrarle al hombre que cuando la vida se esconda entre espinas, puede renacer en una flor".

"Por ese motivo en mi escudo de obispo está el cardón y una flor. El cardón tiene espinas, pero tiene una flor muy bella también. Y en la poesía de aquel obispo mártir se nos señala que la vida también, aunque muchas veces tiene momentos de dolor, de incertidumbre, de angustia y soledad, Dios siempre nos ayuda para que encontremos la paz, la vida, la gloria de la fe", profundizó.

Finalmente pidió "que este Cristo de Mailín bendiga la vida, el esfuerzo, la lucha, las angustias, los sufrimientos, las alegrías y las esperanzas de todos ustedes", y que el encuentro "del pueblo santiagueño con el Cristo de Mailín, se prefigure una vida nueva; formar en nosotros una sociedad nueva, que marque el amor de Dios como bandera y la fraternidad como modo de vida, donde nos miremos unos a otros como hermanos para que verdaderamente celebremos así la gloria de nuestro Dios".