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Los estafadores se modernizan y dejan miles de damnificados

12/05/2013 04:00 Policiales
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L a inteligencia de los estafadores no descansa y aguzan el ingenio cada día para quedarse a través de distintos medios con el dinero ajeno. Los engaños evolucionan con el correr del tiempo y siempre se actualizan, aunque existen clásicos que no se modifican y cada tanto vuelven a ponerse de moda.

El clon es uno de los métodos tecnológicos de los estafadores que se ajusta a estos tiempos de “bancarización”. Una banda busca a alguien con un buen historial de crédito, y fabrica un DNI fraudulento con sus datos y la foto de otra persona. Con este documento, los estafadores compran a crédito, consiguen tarjetas y abren cuentas corrientes y giran en descubierto hasta que se las cierran. La persona a la que le copian el DNI tendrá problemas: podrá ser detenida cuando va a salir del país, o sufrir embargos.

Otra variante de esta estafa son las gestorías truchas, que publican avisos ofreciendo conseguir “paquetes” bancarios. El engaño consiste en que el interesado recurre a una gestoría y allí le piden documentación como facturas de servicios, fotocopia del DNI, etc., con el argumento de verificar los datos personales. Luego, esa documentación es presentada en algún banco con un DNI trucho, y le dicen al cliente que su solicitud fue rechazada. Así logran apoderarse de chequeras y tarjetas de crédito.

Las copias de tarjetas de crédito ocurren con singular frecuencia y cuando el damnificado se da cuenta, ya es demasiado tarde. El ardid funciona de la siguiente manera: en un comercio trucho (o en el que hay un empleado infiel), cuando el cliente paga con dinero plástico pasan la tarjeta por otro lector, que graba los datos de la banda magnética en un archivo informático, con el objetivo de duplicar la tarjeta que luego es utilizada para hacer compras o disponer de dinero.

En estos tiempos tecnológicos, los delincuentes no se quedan atrás y manejan con conocimiento tanto las computadoras como internet. Se trata de “ciberladrones” que obtienen información de la clave de la banca electrónica que por lo general es un código de 6 a 8 cifras que los bancos otorgan para el pago de servicios y para operar las cuentas a través de internet. A ellos no les resulta fácil obtenerlos debido a que los bancos extreman los cuidados, pero si los consiguen hacen transferencias de fondos y pagos diversos desde el anonimato de cualquier computadora de uso público.

Por ello, la principal recomendación es evitar el uso de claves bancarias en cibercafés o sitios públicos, y jamás descuidarse si no queda más remedio que hacerlo.

Los sitios de internet en los que se realizan subastas les sirven a algunos para una estafa vieja pero siempre vigente. Terminado el remate, el vendedor arregla el envío y el pago contra reembolso. El comprador recibe el pedido y le paga al mensajero. Cuando abre la caja, descubre un par de ladrillos en vez del videograbador que esperaba, o una baldosa en vez de una radio. Y el mensajero que se llevó el dinero es imposible de hallar. La contratrampa es obvia: abrir la caja antes de pagar, por más confianza que despierte la vestimenta del mensajero o la combi en la que llegó.

También existen estafas vinculadas con la compra de autos. Cuando va a hacer la transferencia de un vehículo que le adquirió a un revendedor, el comprador descubre que el auto es robado, o que fue adjudicado en un plan de ahorro y faltan pagar cuotas. Los estafadores suelen ofrecer los autos en fines de semana (cuando no es posible hacer la verificación) y a precios muy bajos. El comprador, por no perder la ganga, suele caer en la trampa.

En cuanto a las propiedades, la estafa consiste en “vender” una propiedad varias veces, y también el gancho para las víctimas es el buen precio. Hay estafadores “modestos” que consiguen un departamento o una casa vacía, los muestran unos días, juntan las señas de varias personas y desaparecen. Para no caer en esta trampa, lo mejor es asesorarse con un escribano (que no sea el que ofrece el vendedor) y verificar la trayectoria de la inmobiliaria. l

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