La poesía y los cantores de Santiago del Estero según Facundo Cabral
En una entrevista con EL LIBERAL en Mar del Plata, desatacó la profundidad del mensaje de las creaciones de los bardos santiagueños.
“La poesía de Santiago del Estero es vanguardista. Es innato en sus poetas y cantores el compromiso por hacer trascender la interminable riqueza cultural de una provincia que ha dado al país grandes hombres comprometidos con la realidad de su tiempo. La poesía y los cantores de Santiago del Estero transmiten espiritualidad y amor”.
Quien sostuvo esto fue Facundo Cabral en oportunidad de ser entrevistado por EL LIBERAL, en Mar del Plata, al presentar junto con su entrañable amigo Alberto Cortez, el espectáculo Lo Cortez no quita lo Cabral.
La charla, a mediado de los años 90, no sólo transcurrió por el contenido de su obra y del humor y la poesía que lo destacaban, sino acerca de nuestra provincia. Él era un hombre que estaba fascinado con la creación “genuina y grandiosa” de los creadores santiagueños.
“Es reconfortante saber que los pueblos tienen a sus trovadores, a esos juglares que, sin temer, llevan las noticias de lo que sucede en su comunidad. Y Santiago del Estero ha demostrado valentía y orgulloso con esos prohombres del canto y la poesía”, relató.
Y cuando hacía referencia a esos notables, con esa portentosa voz que lo caracterizaba, este platense nacido el 22 de mayo de 1937 se refería a Julio Argentino Jerez, Andrés Chazarreta, los hermanos Ábalos y Pablo Raúl Trullenque, entre otros.
Destacaba como, de una u otra forma, estos hacedores hablaban del desarraigo (citó a Añoranzas y Entre a mi pago sin golpear), de lo paisajístico y de la esencia del santiagueño. “Y siempre dejaban la reflexión y el compromiso social claro”, supo acotarnos.
También nos dijo que él no era un cantante de protesta. Se identificaba como un bardo que decía las cosas que muchos temían hacerlo. “Reflejaba mi tiempo, lo que le pasaba al ser humano, pero siempre con un mensaje de amor y esperanza”, remarcó en ese momento.
El cantante de No soy de aquí, ni soy de allá, tema que lo proyectó internacionalmente en los años setenta, encontró en la músico el medio para exorcizar sus propios demonios, desde aquella infancia dolorosa hasta el exilio obligado, en 1976, en México.
Parafraseando con lo que dice la emblemática canción, destacó: “De tanto andar conmigo me gusta lo que me pasa. No vine a juzgar al mundo sino que vine a tocar. No quiero juzgar al hombre, al hombre quiero contar. Mi condición es la vida y mi condición es cantar”.
“Doy gracias a la vida por haberme dado el don de la palabrea y el canto. Dios es amor y eso es lo que llevo al mundo, para que haya paz, para que la gente se entienda y para que el odio no sea la eterna batalla a dar. Dios es generoso con todos nosotros y tenemos que escucharlo. En Él está la fuente de la vida y del amor”, reflexionó en ese momento.
“Odio a la violencia porque en ella está la intolerancia, la falta de comunicación, la falta de razón del hombre. Cuando yo encontré a Dios tenía 17 años y me encontré conmigo mismo. Agradezco a la vida por todo lo que me ha dado y me ha enseñado a superar los duros momentos. Dios fue mi salvación como el amor y la paz. La vida es un poema, porque es pura belleza. El amor es salvación.”, indicó.