RELATO

La hija del "Chacal" de Mendoza rompió el silencio y aseguró que "ahora es libre"

Cecilia Lucero indicó que está aprendiendo a amar a los hijos que tuvo a causa de los abusos sexuales de su padre, quien murió en el penal en 2010.

Cecilia Lucero, la mendocina que fue violada por su padre múltiples veces durante 20 años y que tuvo 7 hijos producto de esas vejaciones, relató por primera vez cómo fue su vida desde que comenzó a ser abusada por Armando Lucero.

“Ahora que puedo hablar sin llorar, ahora que he salido al mundo, que sé lo que es el sol, tal vez pueda explicar que vivía prácticamente secuestrada por mi padre. Hay tanto por contar...el no dejó de abusarme jamás”, aseguró.

Lucero adelantó que planea contar su historia a través de un libro. “Para mí sería imposible escribir una sola palabra, pero sí podría dibujar. Me gustaría que alguien me ayudara a desarrollar la única manera de expresión que encontré mientras estaba presa en aquella casa: el dibujo”, describió.
Su hermano Gabriel, que la acompañó durante la entrevista, añadió que su intención es encontrar “a un buen escritor que quiera narrar esta historia”.

Durante el reportaje, la víctima se negó a responder preguntas sobre su madre, una empleada del Poder Judicial de Mendoza, quien nunca denunció lo que sucedía en su casa y que encubrió a su marido al proclamar como suyos los hijos que tenía Cecilia, producto de las violaciones.

Al momento de hacer la denuncia, los vástagos tenían 19, 17, 16, 12, 11, 6 y 2 años. Había dado a luz al primero a los quince años, y aseguró que, en principio, sentía rechazo por cada bebé que nacía.

“Ahora estoy aprendiendo a amarlos, porque además nunca fueron míos, nacían y todos los bebés pasaban a ser hijos de mi madre y mi padre”, explicó, y aseguró que su progenitor la obligaba a tomar “yuyos” para que abortara.

Armando Lucero murió en prisión en 2010, a los 68 años, un año después de que su hija lo denunciara ante el fiscal de la provincia de Mendoza, Marcelo Gutiérrez del Barrio. El impulso de Cecilia para romper el silencio se produjo luego de ver cómo su padre intentaba abusar de una de sus hijas, de 15 años.

Los peritos forenses encargados de la causa lo calificaron como un “psicópata perverso, seductor, con tendencia a la pedofilia”. Fue detenido en junio de 2009, acusado de abuso sexual con acceso carnal en un mínimo de siete oportunidades, agravado por el vínculo. Cuando se le preguntó a su hija lo que sintió al enterarse del fallecimiento, respondió: “Lloré, pero fueron lágrimas que recordaban años de infierno. Él me decía siempre que yo me iba a morir antes que él y que si iba a la cárcel saldría sólo para matarme. Ahora soy libre”.
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