Guayamba convoca a los santiagueños en verano, pero también clama por lluvia
El principal atractivo de la villa no presenta el acostumbrado curso de agua donde los bañistas disfrutan.
FRÍAS, Choya (C) Como en cada verano, Guayamba es la vía de escape rápido para miles de frienses y santiagueños, pero a diferencia de otros años, esta vez no luce tan atractiva como siempre debido al escaso caudal de agua que lleva el río montañoso que atraviesa el pueblo, por cuanto sus pobladores esperan la urgente llegada de una tormenta que ayude a recuperar su principal polo de atracción turística.
Mientras tanto, cientos de santiagueños siguen llegando a la villa desde el pasado 5 de enero cuando se abrió oficialmente la temporada, durante los fines de semana aunque ante la escasez de agua, pocos optan por quedarse varios días como suelen hacer siempre.
Este lugar está ubicado en el departamento El Alto de la vecina provincia de Catamarca. Para llegar allí, desde Santiago del Estero, hay que ir por la Ruta Nacional Nº 64 hasta Las Cañas y luego por la Ruta Provincial Nº 42, con un recorrido total de 130 kilómetros.
Desde Frías se accede por la ruta nacional 157, hasta Lavalle, luego por la 64 hasta Las Cañas y a Guayamba por la 42 recorriendo una distancia de 80 kilómetros. Justamente la “Ciudad de la Amistad” es uno de los puntos que mayor cantidad de turistas aporta a la villa.
Los tucumanos no se quedan atrás y también la visitan en grandes cantidades. Para acceder hasta allí lo por la Ruta Nacional Nº 157 hasta Lavalle, empalmando al oeste por la Ruta Nacional Nº 64 hasta Las Cañas y luego por Ruta Provincial Nº 42. El recorrido en este caso es de 215 kilómetros.
Sin embargo, la pronunciada sequía que está teniendo toda la región también ha impactado en este paraíso montañoso. “El caudal del agua es muy escaso y en algunos lugares se estanca.
La Olla -lugar adonde el caudal del curso de agua atraviesa enormes piedras que lo encajonan, formando pozos de más de 10 metros de profundidad- es el único espacio donde se puede disfrutar del agua, pero no se muestra cristalina como cuando el río está con su cauce normal.
Igualmente los santiagueños siguen copando la villa en cada fin de semana para disfrutar de los espectáculos artísticos, pubs, boliches y acampar al menos por un par de días para desconectar el cable de la monotonía.
Mientras tanto, cientos de santiagueños siguen llegando a la villa desde el pasado 5 de enero cuando se abrió oficialmente la temporada, durante los fines de semana aunque ante la escasez de agua, pocos optan por quedarse varios días como suelen hacer siempre.
Este lugar está ubicado en el departamento El Alto de la vecina provincia de Catamarca. Para llegar allí, desde Santiago del Estero, hay que ir por la Ruta Nacional Nº 64 hasta Las Cañas y luego por la Ruta Provincial Nº 42, con un recorrido total de 130 kilómetros.
Desde Frías se accede por la ruta nacional 157, hasta Lavalle, luego por la 64 hasta Las Cañas y a Guayamba por la 42 recorriendo una distancia de 80 kilómetros. Justamente la “Ciudad de la Amistad” es uno de los puntos que mayor cantidad de turistas aporta a la villa.
Los tucumanos no se quedan atrás y también la visitan en grandes cantidades. Para acceder hasta allí lo por la Ruta Nacional Nº 157 hasta Lavalle, empalmando al oeste por la Ruta Nacional Nº 64 hasta Las Cañas y luego por Ruta Provincial Nº 42. El recorrido en este caso es de 215 kilómetros.
Sin embargo, la pronunciada sequía que está teniendo toda la región también ha impactado en este paraíso montañoso. “El caudal del agua es muy escaso y en algunos lugares se estanca.
La Olla -lugar adonde el caudal del curso de agua atraviesa enormes piedras que lo encajonan, formando pozos de más de 10 metros de profundidad- es el único espacio donde se puede disfrutar del agua, pero no se muestra cristalina como cuando el río está con su cauce normal.
Igualmente los santiagueños siguen copando la villa en cada fin de semana para disfrutar de los espectáculos artísticos, pubs, boliches y acampar al menos por un par de días para desconectar el cable de la monotonía.