VOCACIÓN

María Fernanda Arduino, la marinera santiagueña de la causa Greenpeace

Trabajó en barcos pesqueros en el sur argentino y vio la crueldad con la fauna marina. Allí decidió que debía hacer algo y se anotó como voluntaria.

María Fernanda Arduino es una santiagueña que a fuerza de perseverancia pudo concretar su vocación de servicio y su amor por la naturaleza, al integrar la tripulación del buque “Artic Sunrise” en una de las misiones de Greempeace por los mares del mundo.
La firme determinación de que tenía que hacer algo para evitar la crueldad que sufre la fauna marina, surgió de su experiencia como marinera de buques pesqueros en el sur del país.
Conoce los secretos del oficio de marinero de altamar y asegura ser una más entre la tripulación donde la mayoría son hombres. Por el momento espera ser convocada a una nueva misión, y mantiene su convicción de que esta tarea solidaria es su razón de vivir.
“Es muy difícil porque las misiones duran tres a cuatro meses, y luego debemos esperar a ser llamados de nuevo. Hay muchos voluntarios que esperan ser convocados. Se complica conseguir trabajo porque en cuanto te llaman debes renunciar, y de lo sentimental, ni hablar”, reconoce.
Insistencia
Su gran logro es haber formado parte de la tripulación del buque “Artic Sunrise” durante cuatro meses como marinera de cubierta y voluntaria en las acciones contra la pesca de arrastre, algo que consiguió “luego de muchos años de búsqueda e insistencia”.
“Creo que me eligieron para este trabajo, por un lado, por mi continua insistencia, mi pasión por Greenpeace, mi experiencia previa como marinera en un barco pesquero en Ushuaia donde estuve 7 años, y también por mi dedicación durante años a tratar de aprender idiomas. La combinación de todo esto me ayudó mucho a que se dé”, sostiene respecto de su elección.
Las misiones de Greenpeace en altamar, para impedir la pesca indiscriminada, conllevan cierto peligro que María Fernanda no desconocía y que lo vivió en carne propia.
Comenta que antes de cada misión reciben una preparación especial y que se diagraman los operativos de acuerdo con la envergadura del barco que se desee interceptar y las condiciones del mar.
La misión
“Teníamos distintas estrategias, veíamos cuál sería la que mejor se adaptaba al barco que queríamos interceptar. Muchas veces nos tirábamos al agua y nos parábamos frente del barco para impedir que avancen, y así engancharles bollas o bolsas en la red. Desde los pesqueros nos amenazaban con armas, pero la idea era molestarlos hasta que levantaran las redes y se vayan. Los sistemas de pesca que utilizan están destruyendo el ecosistema, no hay control”, sostiene.
Dijo que básicamente estas acciones se llevan adelante en Inglaterra, Holanda y España.
Pese a los riesgos de este oficio, María Fernanda dejó como mensaje a los santiagueños que “se atrevan a soñar, porque ningún sueño es imposible, y cada uno de nosotros, desde el lugar en que nos encontremos, podemos colaborar a hacer un mundo mejor”. l
Ir a la nota original

MÁS NOTICIAS