CRIMEN DE LA MAESTRA

Habla la madre de Rojas: "Pido perdón a la familia de Leda"

En un extenso diálogo con EL LIBERAL en su casa, reveló detalles desconocidos de la relación de su hijo con la víctima y dio su impresión sobre el destino del remisero. “Sinceramente no creo que salga vivo de la cárcel”, aseguró.

“Mi hijo (Mario Rojas) entró caminando y va a salir de la cárcel con los pies para adelante. No aguantó la Comisaría Once, menos soportará la cárcel”.
Tajante y quebrada emocionalmente, la madre del ex novio de la maestra Leda Fabiana Raimundi rompió el silencio, a un mes de su trágico final.
En diálogo con EL LIBERAL, Gladys Graciela Reinoso manifestó: “Él fue un perejil, un infeliz que lo usaron. Hoy me duele muchísimo verlo flaco, cansado, temblando, como si se tratara de un enfermo de Parkinson”.
Recordó que el 15 de junio, a horas de la muerte de Leda, “llegó la policía como a las 9.30. “Estaba mi nuera (Mara). Ella no dejó entrar a nadie, pero una vecina les permitió subirse a una escalera e intentar pasar a la casa”, recordó
Continuó: “Regresaron a las 12.30 y lo llevaron detenido. Mi hijo no dijo nada. Se fue en silencio. Le secuestraron un celular de Mara, ropa que tenía puesta y la billetera con la recaudación del remís”.
Requerida sobre el carácter de su hijo, Gladys lo calificó como un hombre “excesivamente callado. Hablaba lo justo y necesario. Hoy está muy enfermo del estómago”, ahondó.
Más adelante interpretó que las rejas no son para Mario. “Sé que mi hijo va a entrar en dos pies y saldrá con los pies hacia adelante desde la cárcel. No va a durar con vida. No tuvo pasta para bancarse la Comisaría 11, menos la cárcel”.
Profundizó: “Está perdiendo la razón. Psicológicamente, está muy mal. Le tiembla el cuerpo y la boca al hablar. Cada fin de visita me dice: `No me abandones vieja”.
Consultada si tenía conocimiento sobre los otros detenidos y la hipotética injerencia de la religión umbanda, la mujer interpretó: “Nunca habló de ellos. Quizás confió demasiado”.
En ese sentido, el hermano del detenido, Gustavo Rojas, recordó: “Una vez una pasajera le dijo te habían hecho un daño y él le creyó. Siempre la encontraba a la mujer en la calle, de noche, y la levaba hasta su casa”.
Asimismo, subrayó que si tenía un fuerte vínculo de amistad con Guillermo “El Turco” Pereyra. “A él le confiaba su vida. Tal vez, ellos (los otros detenidos) hicieron un sacrificio y lo utilizaron a él”. “¿Por qué buscó ayuda por ese lado?”, lamentó su madre.
“Lo veo muy alterado. Uno de mis hermanos me dijo: `Deberías imaginar que tu hijo viajó. Que volverás a verlo dentro de 20 años quizás`, como un modo de dimensionar que no lo volveré a ver libre por muchos años”, recordó con un dejo de inocultable amargura.
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