Como La Banda, doña Teodora también festeja su centenario
Es la vecina más antigua de Villa Juana. Crió ocho hijos desde los 36 años. Sus vecinos le rendirán homenaje.
Teodora Farías cumple hoy cien años, casi un mes antes que la “Cuna de poetas y cantores”, la ciudad que eligió para criar a sus ocho hijos, que le dieron una prolífica descendencia integrada por 30 nietos, 62 bisnietos, dos tataranietos y otros dos que están en camino.
Con una fortaleza y lucidez que sorprende para su edad, doña Teodora es el orgullo del barrio Villa Juana, donde todos la conocen y la aprecian, motivo por el cual los vecinos están preparando un homenaje con la entrega de un pergamino, ya que fue la matriarca de una familia reconocida en la comunidad.
Su documento dice que nació el 10 de agosto de 1912, en el paraje Asingasta, del departamento Salavina, donde se casó con Florentino Acosta, quien le dio ocho hijos: Clara Luz y Cora Valvina (fallecidas), Palmira Amelia, Rubén Raúl, Aníbal Baldomero, Carlos Palmiro y Américo Florentino.
Cuando tenía 36 años la vida la dio un duro golpe, al quedar viuda en el campo donde se dedicaba a la cría de ovejas, donde se quedó algunos años, hasta que decidió emigrar a La Banda con todos sus hijos.
Orgullosos por su madre, sus hijos recuerdan que pese a la ausencia de su padre, nunca estuvieron solos.
Doña Teodora supo seguir adelante con su crianza. Así logró que cinco de los ocho hermanos se recibieran como docentes.
“La crianza era responsabilidad de todos. Los mayores iban cuidando a los más chicos y cuando empezamos a trabajos, ayudábamos con la casa, y de a poco nos fuimos casando y formando familia”, contaron.
Fiesta
El centenario de doña Teodora es motivo de fiesta para la gran familia Acosta, que mañana al mediodía se reunirá en una finca, donde estarán los más de cien descendientes directos, además de otros familiares y amigos que rendirán homenaje a la abuela.
En tanto, los vecinos más antiguos de Villa Juana preparan por otra parte una visita a la señora, en su casa de Romualdo Gauna al 200, ya que es reconocida como una de las primeras habitantes del barrio, y apreciada por su sacrificio y ejemplo de vida.
Con una fortaleza y lucidez que sorprende para su edad, doña Teodora es el orgullo del barrio Villa Juana, donde todos la conocen y la aprecian, motivo por el cual los vecinos están preparando un homenaje con la entrega de un pergamino, ya que fue la matriarca de una familia reconocida en la comunidad.
Su documento dice que nació el 10 de agosto de 1912, en el paraje Asingasta, del departamento Salavina, donde se casó con Florentino Acosta, quien le dio ocho hijos: Clara Luz y Cora Valvina (fallecidas), Palmira Amelia, Rubén Raúl, Aníbal Baldomero, Carlos Palmiro y Américo Florentino.
Cuando tenía 36 años la vida la dio un duro golpe, al quedar viuda en el campo donde se dedicaba a la cría de ovejas, donde se quedó algunos años, hasta que decidió emigrar a La Banda con todos sus hijos.
Orgullosos por su madre, sus hijos recuerdan que pese a la ausencia de su padre, nunca estuvieron solos.
Doña Teodora supo seguir adelante con su crianza. Así logró que cinco de los ocho hermanos se recibieran como docentes.
“La crianza era responsabilidad de todos. Los mayores iban cuidando a los más chicos y cuando empezamos a trabajos, ayudábamos con la casa, y de a poco nos fuimos casando y formando familia”, contaron.
Fiesta
El centenario de doña Teodora es motivo de fiesta para la gran familia Acosta, que mañana al mediodía se reunirá en una finca, donde estarán los más de cien descendientes directos, además de otros familiares y amigos que rendirán homenaje a la abuela.
En tanto, los vecinos más antiguos de Villa Juana preparan por otra parte una visita a la señora, en su casa de Romualdo Gauna al 200, ya que es reconocida como una de las primeras habitantes del barrio, y apreciada por su sacrificio y ejemplo de vida.