Martín Sabbatella aseguró que "la Ley de Medios garantiza pluralidad, diversidad y la democratización de la palabra"
Destacó que “todos los grupos deben adecuarse a la ley” y en ese marco afirmó que quien no lo haga hasta el 10 de diciembre, “el Estado, de oficio, procederá a la adecuación”.
MAR DEL PLATA (Emilio Marcelo Jozami) Martín Sabbatella, titular de la Autoridad Federal de Servicios de Comunicación Audiovisual (Afsca), en una entrevista exclusiva con EL LIBERAL, dijo que la Ley de Medios “garantiza pluralidad, diversidad y democratización de la palabra”.
El funcionario nacional profundizó sobre los alcances de esta norma que fue promulgada el 10 de octubre de 2009 por Cristina Fernández de Kirchner y reemplazó a la Ley de Radiodifusión 22.285, que había sido proclamada en 1980 por la dictadura militar y se había mantenido vigente desde entonces.
En septiembre de 2012, el ex intendente de Morón y diputado nacional Sabbatella fue designado por la presidenta Cristina Kirchner al frente del Afsca, con vistas al cumplimiento integral de la ley, que debe darse, de acuerdo con el fallo de Corte Suprema de Justicia, el próximo 7 de diciembre.
¿De qué manera se aplicará la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual y cuáles serían sus beneficios?
Es una ley que viene a garantizar pluralidad, diversidad y democratización de la palabra. Es una ley a favor del derecho a la información y la libertad de expresión. Es una ley que para garantizar eso enfrenta las tendencias monopólicas, la concentración mediática que, justamente, le hace daño a la libertad de expresión y al derecho a la información porque lesiona al conjunto del mercado de la comunicación audiovisual, construye un gigante, toma todo y no permite que exista el resto. Es una ley sumamente importante, una ley ampliamente debatida, una ley de la democracia votada por amplia mayoría. Es sumamente positiva la aplicación integral de la misma. Con la sanción de la ley de medios la libertad de prensa está absolutamente asegurada.
En estos días se discute acerca de que el gobierno nacional podría tener cierta injerencia en la línea editorial de los medios.
La ley no opina sobre las líneas editoriales, ni de los programas, ni sobre nada de eso. La ley regula la cantidad de licencias que puede tener un grupo económico o un titular, justamente, para que no haya concentración mediática. La ley no opina sobre los programas. A los programas los elige el pueblo argentino cuando prende o apaga la tele o la radio. La ley habla de la titularidad de la concentración de los medios y le pone un límite a eso: que nadie puede tener más de 10 licencias de aire, que nadie puede tener más de 24 licencias de cable, que nadie puede tener más del 35 % del mercado. La ley es antimonopólica, lo que permite que haya distribución de la palabra y de las voces.
Encuentros como el de Comunicación Audiovisual, como el que se realiza en Mar del Plata, ¿echa luz sobre esta temática?
Es un encuentro sumamente positivo, donde los distintos sectores de la comunicación audiovisual debaten, porque hay un anclaje territorial profundo de estas herramientas. Vamos a dar pasos extraordinarios, hay que vivir el momento con mucha alegría. Es una ley de la democracia. La Ley de Medios pone límites al capital extranjero, con la excepción a los capitales de aquellos países con los que Argentina cuenta con un convenio de reciprocidad, y o aquellas empresas que estuvieran establecidas antes de la sanción de la Ley de Bienes Culturales.
Según el cristal con que se lo mire, para algunos, Clarín es un monopolio y para otros no. ¿Cómo analiza usted esta situación?
Es un grupo empresarial que ha tenido concentración mediática extremadamente grande, que con esa posición dominante, esa tendencia monopólica genera competencia desleal. Eso genera desigualdad en el conjunto de los grupos y en el conjunto de los actores de la comunicación audiovisual. Es un grupo que ha generado una situación de privilegio y que, de esa situación de privilegio ha generado también una actitud de querer pararse por encima de los poderes del Estado. Así vemos como hoy, desafiando a la democracia, al estado de Derecho y a las leyes dice que no va a cumplir la ley. Es un actitud corporativa que lesiona, insisto, la democracia. Creo que hay una tensión entre esas corporaciones y la propia democracia.
Tamaña responsabilidad es la suya de ejecutar la Ley de Medios.
Para mí es un orgullo que la Presidenta haya pensado en nosotros para la aplicación integral de la ley, entendiendo que es sumamente necesaria y positiva para la democracia. Todos los grupos deberán adecuarse a la ley y quien no lo haga el 10 de diciembre, el Estado de oficio procederá a la adecuación.
El funcionario nacional profundizó sobre los alcances de esta norma que fue promulgada el 10 de octubre de 2009 por Cristina Fernández de Kirchner y reemplazó a la Ley de Radiodifusión 22.285, que había sido proclamada en 1980 por la dictadura militar y se había mantenido vigente desde entonces.
En septiembre de 2012, el ex intendente de Morón y diputado nacional Sabbatella fue designado por la presidenta Cristina Kirchner al frente del Afsca, con vistas al cumplimiento integral de la ley, que debe darse, de acuerdo con el fallo de Corte Suprema de Justicia, el próximo 7 de diciembre.
¿De qué manera se aplicará la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual y cuáles serían sus beneficios?
Es una ley que viene a garantizar pluralidad, diversidad y democratización de la palabra. Es una ley a favor del derecho a la información y la libertad de expresión. Es una ley que para garantizar eso enfrenta las tendencias monopólicas, la concentración mediática que, justamente, le hace daño a la libertad de expresión y al derecho a la información porque lesiona al conjunto del mercado de la comunicación audiovisual, construye un gigante, toma todo y no permite que exista el resto. Es una ley sumamente importante, una ley ampliamente debatida, una ley de la democracia votada por amplia mayoría. Es sumamente positiva la aplicación integral de la misma. Con la sanción de la ley de medios la libertad de prensa está absolutamente asegurada.
En estos días se discute acerca de que el gobierno nacional podría tener cierta injerencia en la línea editorial de los medios.
La ley no opina sobre las líneas editoriales, ni de los programas, ni sobre nada de eso. La ley regula la cantidad de licencias que puede tener un grupo económico o un titular, justamente, para que no haya concentración mediática. La ley no opina sobre los programas. A los programas los elige el pueblo argentino cuando prende o apaga la tele o la radio. La ley habla de la titularidad de la concentración de los medios y le pone un límite a eso: que nadie puede tener más de 10 licencias de aire, que nadie puede tener más de 24 licencias de cable, que nadie puede tener más del 35 % del mercado. La ley es antimonopólica, lo que permite que haya distribución de la palabra y de las voces.
Encuentros como el de Comunicación Audiovisual, como el que se realiza en Mar del Plata, ¿echa luz sobre esta temática?
Es un encuentro sumamente positivo, donde los distintos sectores de la comunicación audiovisual debaten, porque hay un anclaje territorial profundo de estas herramientas. Vamos a dar pasos extraordinarios, hay que vivir el momento con mucha alegría. Es una ley de la democracia. La Ley de Medios pone límites al capital extranjero, con la excepción a los capitales de aquellos países con los que Argentina cuenta con un convenio de reciprocidad, y o aquellas empresas que estuvieran establecidas antes de la sanción de la Ley de Bienes Culturales.
Según el cristal con que se lo mire, para algunos, Clarín es un monopolio y para otros no. ¿Cómo analiza usted esta situación?
Es un grupo empresarial que ha tenido concentración mediática extremadamente grande, que con esa posición dominante, esa tendencia monopólica genera competencia desleal. Eso genera desigualdad en el conjunto de los grupos y en el conjunto de los actores de la comunicación audiovisual. Es un grupo que ha generado una situación de privilegio y que, de esa situación de privilegio ha generado también una actitud de querer pararse por encima de los poderes del Estado. Así vemos como hoy, desafiando a la democracia, al estado de Derecho y a las leyes dice que no va a cumplir la ley. Es un actitud corporativa que lesiona, insisto, la democracia. Creo que hay una tensión entre esas corporaciones y la propia democracia.
Tamaña responsabilidad es la suya de ejecutar la Ley de Medios.
Para mí es un orgullo que la Presidenta haya pensado en nosotros para la aplicación integral de la ley, entendiendo que es sumamente necesaria y positiva para la democracia. Todos los grupos deberán adecuarse a la ley y quien no lo haga el 10 de diciembre, el Estado de oficio procederá a la adecuación.