ROSARIO

Un hombre mató a puñaladas a su hijo de 4 años e intentó suicidarse

Un jardinero de 45 años mató de tres puñaladas a su hijo de 4 e hirió levemente a otra hija de 14 en una humilde vivienda de la zona norte de la ciudad. El espantoso crimen ocurrió minutos antes de la medianoche del miércoles y el hombre fue detenido luego de que un hermano que vive en una casa aledaña impidiera que se electrocutara.

Se presume que el hombre padecía una severa depresión a partir de la separación, aproximadamente un mes atrás, de la madre de los dos niños y de otro chico de 10 años que no estaba presente en el momento del hecho. Algo así se desprendería de una carta que sus familiares encontraron debajo de un colchón. Al cierre de esta edición el jardinero se encontraba alojado en una dependencia de la comisaría 20ª a disposición de la jueza de Instrucción Nº 2 Alejandra Rodenas.

Ahora, el trámite penal indica la realización de estudios que determinarán si el hombre se considera o no imputable para ser juzgado por el filicidio, un tipo de homicidio que se inscribe dentro de las denominadas locuras parricidas. Al respecto, es muy frecuente que las personas que cometen estos actos terminen declaradas no punibles por actuar bajo imperio de un arrebato psicótico, es decir, sin conciencia de su acto. Lo que no implica en general que queden libres sino que reciban una medida de seguridad en una institución psiquiátrica. (ver aparte)

De repente. Hasta hace un mes Julio Camaño vivía con su mujer Silvia, de unos 30 años, y sus tres hijos de 14, 10 y 4 años en una modesta casa de pasillo de Esquivel al 1200, en el barrio Parque Casas. La familia ocupaba una vivienda trasera, a la que se ingresa por una puerta lateral, mientras que adelante residen tres hermanos solteros de Camaño.

Pero hace un mes el matrimonio se separó. Si bien los hijos —Bianca, Alvaro y Luciano— se fueron a vivir con la madre, solían ir a cenar a lo de Julio y a veces se quedaban a dormir. Eso sucedió el miércoles a la noche, aunque luego de cenar el chico de 10 años se volvió a lo de su mamá mientras que la niña de 14 años y el nene de 4 se quedaron con el padre.

"Eran como las doce menos cuarto cuando escuché a mi sobrina gritando «Hugo, Hugo». Salté de la cama, descalzo, para ver qué pasaba. Fue una cosa tan de repente...", contaba ayer un hermano de Camaño a medios televisivos sin terminar de entender lo que había pasado horas antes.

Infernal. Según la información aportada por fuentes policiales a partir de lo que contó la adolescente, la nena estaba durmiendo y se despertó extrañada de que su hermanito no estuviera en la habitación. Se levantó y lo encontró llorando y herido. En ese momento el padre la atacó, al parecer con el mismo cuchillo tipo tramontina con el que había apuñalado en el pecho al pequeño Luciano.

La adolescente sufrió unos cortes leves en el brazo izquierdo y en el pecho, pero pudo escapar de la situación. Incluso logró llevar a su hermanito hasta la casa de sus tíos, donde pidieron una ambulancia. Personal del Sies que llegó al lugar intentó reanimar al niño pero no lo lograron.

En tanto, uno de los hermanos del jardinero fue hasta la vivienda trasera y lo encontró arrancado los cables de la precaria casita con la idea de quitarse la vida. "Yo estaba descalzo, casi me electrocuto con él. Se quería matar", narró.

Según fuentes allegadas a la investigación, el jardinero habría estado alcoholizado. Lo cierto es que se entregó sin oponer resistencia y la policía se lo llevó detenido "para evitar incidentes", sostuvo un comisario.

Inexplicable. "Muy buena gente". "Un muchacho muy trabajador, una familia laburante". "No sabés lo que labura este tipo". "Siempre lo veía irse temprano en la bicicleta, trabajaba mañana y tarde".

Definiciones como esas se multiplicaban ayer a la mañana entre los vecinos de Julio Camaño. De alguna manera se empeñaban en convencer —y al mismo tiempo convencerse— de que el jardinero de 45 años al que algunos conocen desde hace dos décadas no es un criminal. Sin embargo, esa afirmación tornaba mucho más inexplicable lo sucedido.

"Se volvió loco, se ve que no lo soportó", comentaba un joven allegado a la familia que negó la versión periodística inicial que indicaba que Camaño había sido encontrado por la policía llorando junto al cuerpo de su hijito.

"¿Si estaba borracho? Puede haber tomado una o dos cajitas, pero no puede ser por eso", se preguntaba y se respondía otro muchacho, que tampoco quiso identificarse por respeto a la familia que sufrió la tragedia.

Quebranto. La depresión por la que atravesaba el jardinero tras separarse de su mujer era conocida por algunos vecinos y fue corroborada por un hermano ante la prensa. Pero tampoco resultaba suficiente para explicar lo ocurrido y así las preguntas chocaban ante el muro del estupor y se desvanecían sin encontrar respuestas.

Ni siquiera en la carta que los familiares del jardinero hallaron debajo del colchón de su cama. En el escrito, se comentaba ayer en el barrio, Camaño adelantaba que mataría a sus hijos.

"Ayer estaba el nene dando vueltas por acá", comentaba un muchacho con la mirada puesta en la vereda donde los chicos de la cuadra pasan sus tardes de juegos. Lo recordaba, lo decía y lo repetía, como si intentara volver el tiempo atrás.

Fuente | lacapital.com.ar
Ir a la nota original

MÁS NOTICIAS