ROSARIO

Inauguran un centro comunitario apadrinado por los arqueros de Central y Newell´s

Los arqueros de Newells, Nahuel Patón Guzmán, y de Central, Manuel Melli García, inauguraron ayer el centro comunitario que apadrinan en la zona oeste de la ciudad de Rosario.

El espacio tiene la particularidad de estar ubicado donde hasta diciembre del año pasado existía un búnker de venta de drogas que fue destruido por los propios vecinos, hartos de la situación de vulnerabilidad en que se encontraban.

Como contrapartida, los vecinos levantaron, junto a una organización barrial y estudiantes, este espacio donde planean "mostrar otros caminos" a los niños y jóvenes del barrio.

Está ubicado en barrio Triángulo, entre Virasoro al 5000 y las vías del ferrocarril, a pocas cuadras del Centro Municipal de Distrito (CMD) Oeste.

La situación era insostenible y, según contaron los vecinos, los narcos generaban una calidad pésima de vida.

"Mal, mal, terrible. Hay gente dando vuelta o a los tiros. No se puede salir de día ni de noche, no podemos sacar los chicos afuera un ratito porque nos tenemos que meter corriendo adentro", relataron. También afirmaron que desde diciembre, cuando derrumbaron el búnker, al menos llegó un alivio para la cuadra en la que estaba emplazado.

"Los vecinos teníamos mucha bronca porque, lo de siempre, se ponían a los tiros y encima metían criaturas ahí adentro para vender droga. Un día nos pusimos de acuerdo porque no aguantábamos más: fuimos y lo rompimos. Los que de ahí salieron de vuelo, nos amenazaron", narró Soledad.

Al momento de la solicitud de fondos y materiales para el centro, Noelia, una vecina, contaba hacia atrás el recorrido para encontrar las causas de la situación actual, tan largo como doloroso: "Falta de educación, de recursos, de lo que pudieron hacer como familias. Por eso queremos que ahora vean otra parte de la vida, mostrarles que pueden construir otros caminos".

Referente de la organización social, Nicolás ajustó las razones de la marginalidad. "Hay muchos años de falta de laburo y de vivienda digna para los padres y los pibes que, cuando les ofrecen ser soldaditos (adolescentes armados por los narcos), aceptan por una necesidad material más que nada", indicó.

Pero, sin duda, el mayor beneficio de aquella acción de fin de año, impulsada por la bronca, fue la posibilidad de organizarse. "Antes no podíamos hablar ni opinar por el miedo", contaron.

"Estábamos cansados de ver a todos los pibes drogándose, haciendo cagadas y, entre todos los vecinos y con la ayuda de la Cuba MTR, organizamos un centro comunitario para que los chicos tengan la cabeza en otra cosa", agregaron.

La importancia de esta inauguración, además de la obvia, radica en que, según contaban, los narcos seguían dando vueltas por la zona y podían retomar el control sobre el predio en cualquier momento. Con la puesta en funcionamiento del centro hacer eso es, al menos, un poco más difícil.

Fuente | lacapital.com.ar
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