Padre ultrajaba sexualmente a sus hijas de 10 y 13 años en Añatuya, una de ellas oligofrénica
Las hermanas dijeron que “se emborrachaba y nos encerraba y abusaba de nosotras”. Ayer no declaró el acusado, pero aclaró que no les hizo nada. Hoy desfilan docentes y el tribunal verá la Cámara Gesell.
“Yo nos las he tocado señor”, afirmó tajante un jornalero de 53 años, a quien la Justicia acusa de ultrajar sexualmente a dos hijas de 10 y 13 años (una oligofrénica), en Añatuya, en un hogar donde imponía sus reglas a fuerza de palizas y maltratos.
La historia salió a la luz el 5 de octubre del 2012 en Añatuya, General Taboada. Esa mañana, el hombre se presentó en la Escuela Nº 492, de Villa Abregú, en bicicleta y llevando un machete.
Al verlo, una de las alumnas (su hija), de 10 años, se aferró a la maestra: “No deje que me lleve; él quiere sacarme de la escuela. En casa abusa de mí”, reveló.
Angustia docente
Las maestras intentaron persuadir el padre, pero éste terminó saliéndose con la suya.
Sin embargo, las docentes fueron ante la Justicia y motorizaron una investigación que en días desembocó en la detención del progenitor.
Dos años después, el padre enfrenta un juicio por “abuso sexual con acceso carnal agravado por su condición de guardador”.
Una de las víctimas padece oligofrenia, discapacidad mental grave que se caracteriza por una deficiencia en el desarrollo intelectual y alteraciones del sistema nervioso.
De acuerdo con el relato de las menores, en Cámara Gesell, las vejaciones empezaron al morir su mujer. Allí mismo, el individuo expulsó a los hijos varones de su casa.
Relataron que todos los abusos se consumaban cuando llegaba ebrio. No le importaba que fueran sus hijas, ya que a latigazos y patadas imponía y lograba satisfacer sus bajos instintos.
Lo habitual
Era común en él encerrarlas en una habitación y liberarlas tras los abusos, manifestaron las hermanas.
“En uno de los hechos puntuales, el imputado corría a sus hijos a zonas montuosas; encerraba a una menor en una pieza y la obligaba a través de golpes y amenazas, a sacarse la ropa y abusar sexualmente de ella...”, subraya la investigación.
En la jornada inaugural, ayer prestaron testimonio los policías. Vale destacar que además de las violaciones, al hombre es acusado por golpear a sus otros hijos.l
La historia salió a la luz el 5 de octubre del 2012 en Añatuya, General Taboada. Esa mañana, el hombre se presentó en la Escuela Nº 492, de Villa Abregú, en bicicleta y llevando un machete.
Al verlo, una de las alumnas (su hija), de 10 años, se aferró a la maestra: “No deje que me lleve; él quiere sacarme de la escuela. En casa abusa de mí”, reveló.
Angustia docente
Las maestras intentaron persuadir el padre, pero éste terminó saliéndose con la suya.
Sin embargo, las docentes fueron ante la Justicia y motorizaron una investigación que en días desembocó en la detención del progenitor.
Dos años después, el padre enfrenta un juicio por “abuso sexual con acceso carnal agravado por su condición de guardador”.
Una de las víctimas padece oligofrenia, discapacidad mental grave que se caracteriza por una deficiencia en el desarrollo intelectual y alteraciones del sistema nervioso.
De acuerdo con el relato de las menores, en Cámara Gesell, las vejaciones empezaron al morir su mujer. Allí mismo, el individuo expulsó a los hijos varones de su casa.
Relataron que todos los abusos se consumaban cuando llegaba ebrio. No le importaba que fueran sus hijas, ya que a latigazos y patadas imponía y lograba satisfacer sus bajos instintos.
Lo habitual
Era común en él encerrarlas en una habitación y liberarlas tras los abusos, manifestaron las hermanas.
“En uno de los hechos puntuales, el imputado corría a sus hijos a zonas montuosas; encerraba a una menor en una pieza y la obligaba a través de golpes y amenazas, a sacarse la ropa y abusar sexualmente de ella...”, subraya la investigación.
En la jornada inaugural, ayer prestaron testimonio los policías. Vale destacar que además de las violaciones, al hombre es acusado por golpear a sus otros hijos.l