Las hermanas de clausura elaboran las hostias con las que se comulga en gran parte del NOA
Fabrican cerca de 12 kilos por día, lo que significa más de 48.000 hostias. Son entregadas a parroquias de toda la provincia, de Salta y de Jujuy. Se trata de una ardua tarea con la que deben cumplir cuatro días en la semana.
El Monasterio Benedictinas “Madre de la Unidad” que se encuentra en Santiago del Estero encierra una rica trayectoria en esta provincia, alimentada por una intachable historia que conjuga la oración, la contención, el servicio desinteresado y la tarea en sus talleres con tintes religiosos.
Entre ellos, la tarea principal de las monjas de clausura que se encuentran allí es la elaboración de hostias, a las cuales la realizan en un taller montado exclusivamente para esta actividad, en un sector del edificio del monasterio.
Desde allí se distribuyen las eucaristías hacia todas las parroquias y capillas de la provincia, así como también a Salta y Jujuy.
Dueñas de una misión única en Santiago, las hermanas decidieron compartir con el pueblo, a través de EL LIBERAL, el significado de un trabajo realizado a diario, en el cual se interpone el puro amor a Dios, y significa para ellas más que la fabricación de un producto.
“La fabricación de la hostia es un trabajo que realizamos desde siempre. Lejos de ser sólo la fabricación, esta tarea tiene un profundo significado para nosotros, porque a través de lo que nosotros producimos, mucha gente puede llegar a Dios”, comenzó con su explicación la priora de la institución, hermana María Mectildis Figueroa. Inmediatamente, comenzó con la descripción de la tarea fundamental adentro del Monasterio.
“Nuestra tarea fundamental de trabajo es el taller de las hostias. Nosotras las hacemos para toda la Diócesis y se mandan también a algunas parroquias de Jujuy y Salta. Es un trabajo bastante pesado porque somos pocas, y es una sola hermana la que está hoy con todo el ese trabajo. Ahora, ella cuenta con la ayuda de una señora que está colaborando en esta actividad”, explicó la hermana. Sobre la modalidad del reparto, la hermana contó que como prácticamente su contacto con el exterior es nulo, son los interesados los que se acercan periódicamente al monasterio a retirar sus pedidos. “Generalmente, desde las parroquias de todo el territorio provincial se acercan al monasterio a retirar las hostias, incluso algunos sacerdotes aprovechan los días que vienen a Santiago para realizar algún trámite o reunión, y llevan las hostias para todo el mes”. Recordó además, que es la principal fuente de ingresos con que cuentan en la actualidad.
“De la venta de las hostias surge nuestra fuente de ingreso más importante. Por supuesto que no alcanzamos a cubrir todas nuestras necesidades y las de la casa, pero con eso nos solventamos”, aclaró.
El proceso
El armado de las hostias lleva su tiempo. Se debe contemplar desde el momento en que se prepara la masa, hasta aquel en el que las hostias se encuentran listas para ser comulgadas. “El preparado suele llevarnos toda una mañana. La hermana que se encarga de esta tarea comienza a las 7, aproximadamente, con la preparación de la masa. Antes de ir al Laudes, ya tiene algo preparado y luego, después de la misa ya se instala en el lugar hasta que termine de armarlas. Aparte de eso lleva otro tiempo adicional, cortar las hostias, limpiarlas y embolsarlas. El taller tiene actividad de lunes a jueves”, detalló la hermana. Explicó además que por día se fabrica alrededor de 12 kilos de hostias. “Nosotras vendemos las hostias por kilo, y en ese peso entran aproximadamente 4000 de tamaño chico. Por día estamos cortando unos 12 kilos aproximadamente”, destacó.
El tamaño varía de acuerdo con los pedidos. Sin embargo, la mayoría se realiza en tamaño chico, que son con las que los sacerdotes comulgan al pueblo, y otras, las más grandes, que son aquellas que utiliza el cura para el momento de la celebración.
“Hay etapas del año en que los pedidos cesan. Tienen que ver, mayoritariamente con el movimiento en las iglesias. Habitualmente, después de las fiestas de fin de año, es cuando disminuye la actividad religiosa porque todos se encuentran de vacaciones, y por lo tanto cesa la venta de hostias. En ese tiempo, se suele trabajar en el taller solo dos días en la semana”, remarcó la hermana María, sobre su cotidiana labor. l
Entre ellos, la tarea principal de las monjas de clausura que se encuentran allí es la elaboración de hostias, a las cuales la realizan en un taller montado exclusivamente para esta actividad, en un sector del edificio del monasterio.
Desde allí se distribuyen las eucaristías hacia todas las parroquias y capillas de la provincia, así como también a Salta y Jujuy.
Dueñas de una misión única en Santiago, las hermanas decidieron compartir con el pueblo, a través de EL LIBERAL, el significado de un trabajo realizado a diario, en el cual se interpone el puro amor a Dios, y significa para ellas más que la fabricación de un producto.
“La fabricación de la hostia es un trabajo que realizamos desde siempre. Lejos de ser sólo la fabricación, esta tarea tiene un profundo significado para nosotros, porque a través de lo que nosotros producimos, mucha gente puede llegar a Dios”, comenzó con su explicación la priora de la institución, hermana María Mectildis Figueroa. Inmediatamente, comenzó con la descripción de la tarea fundamental adentro del Monasterio.
“Nuestra tarea fundamental de trabajo es el taller de las hostias. Nosotras las hacemos para toda la Diócesis y se mandan también a algunas parroquias de Jujuy y Salta. Es un trabajo bastante pesado porque somos pocas, y es una sola hermana la que está hoy con todo el ese trabajo. Ahora, ella cuenta con la ayuda de una señora que está colaborando en esta actividad”, explicó la hermana. Sobre la modalidad del reparto, la hermana contó que como prácticamente su contacto con el exterior es nulo, son los interesados los que se acercan periódicamente al monasterio a retirar sus pedidos. “Generalmente, desde las parroquias de todo el territorio provincial se acercan al monasterio a retirar las hostias, incluso algunos sacerdotes aprovechan los días que vienen a Santiago para realizar algún trámite o reunión, y llevan las hostias para todo el mes”. Recordó además, que es la principal fuente de ingresos con que cuentan en la actualidad.
“De la venta de las hostias surge nuestra fuente de ingreso más importante. Por supuesto que no alcanzamos a cubrir todas nuestras necesidades y las de la casa, pero con eso nos solventamos”, aclaró.
El proceso
El armado de las hostias lleva su tiempo. Se debe contemplar desde el momento en que se prepara la masa, hasta aquel en el que las hostias se encuentran listas para ser comulgadas. “El preparado suele llevarnos toda una mañana. La hermana que se encarga de esta tarea comienza a las 7, aproximadamente, con la preparación de la masa. Antes de ir al Laudes, ya tiene algo preparado y luego, después de la misa ya se instala en el lugar hasta que termine de armarlas. Aparte de eso lleva otro tiempo adicional, cortar las hostias, limpiarlas y embolsarlas. El taller tiene actividad de lunes a jueves”, detalló la hermana. Explicó además que por día se fabrica alrededor de 12 kilos de hostias. “Nosotras vendemos las hostias por kilo, y en ese peso entran aproximadamente 4000 de tamaño chico. Por día estamos cortando unos 12 kilos aproximadamente”, destacó.
El tamaño varía de acuerdo con los pedidos. Sin embargo, la mayoría se realiza en tamaño chico, que son con las que los sacerdotes comulgan al pueblo, y otras, las más grandes, que son aquellas que utiliza el cura para el momento de la celebración.
“Hay etapas del año en que los pedidos cesan. Tienen que ver, mayoritariamente con el movimiento en las iglesias. Habitualmente, después de las fiestas de fin de año, es cuando disminuye la actividad religiosa porque todos se encuentran de vacaciones, y por lo tanto cesa la venta de hostias. En ese tiempo, se suele trabajar en el taller solo dos días en la semana”, remarcó la hermana María, sobre su cotidiana labor. l