Grandes malabaristas, que se merecen la admiración de todos
Ellas cumplen muchos roles en la sociedad: están a cargo del hogar, de los negocios, los hijos y sus maridos. Hacen malabares con su tiempo para escuchar, acompañar y jugar. Están permanentemente combinando el deseo y el sacrificio para responder a sus propias necesidades y a las de quienes tienen a su cargo. Por todo esto y mucho más son admirables y tienen un valor único en la sociedad actual.
Estar en la escuela con sus hijos, llegar a tiempo al trabajo, ocuparse de las tareas del hogar, atender a sus padres, escuchar a sus familiares y demás amigos, acompañar al marido y ?muchas veces ocuparse él como si fuera un hijo-, son algunos de los malabares que las mujeres santiagueñas hacen todos los días convirtiéndose en una mujer ?maravilla?.
En la actualidad, la mujer santiagueña y del mundo, no sólo es madre y esposa, sino que también ocupa un espacio laboral. Estas variaciones han producido que las mujeres se sientan más positivas y fuertes, logrando una modificación en todos los ámbitos.
Así es como la mujer cumple diferentes roles en su vida cotidiana: hija, madre, amiga, administradora, cocinera, son otras de las actividades que hacen que su figura en la familia y en la sociedad tenga un valor fundamental. La mujer día a día se enfrenta a desafíos en lo que sacrifica tiempo y algunos deseos para poder desempeñar todos estos roles que la hacen admirable y le otorgan un valor imprescindible en la sociedad.
A pesar de que muchas veces se sienten desbordadas por la cantidad de actividades que deben realizar durante el día y que las jornadas se convierten en maratones casi imposibles de recorrer, las mujeres santiagueñas hacen todo lo posible por estar en sus hogares atendiendo no sólo sus necesidades, sino las de toda su familia. Con algunos tropiezos llegan a la noche cansadas, pero con la satisfacción de haber escuchado a su marido, jugado con sus hijos y también haberse hecho un lugar en su agenda para atender sus propias necesidades y deseos.
Delegar
En este sentido, la vida de la mujer actual está atravesando una etapa que suele provocarle un estado de estrés difícil de sobrellevar.
?La mujer no debe creer que lo puede todo. Es decir, creerse ?la mujer maravilla?, Tiene que entender que hay cosas que no puede hacer y, por lo tanto, debe delegarlas?, expresó María Rosario Sanguedolce, licenciada en Psicología.
Si bien, el rol de la mujer se ha ido modificando a partir del ingreso masivo femenino al mercado laboral, este cambio ha modificado su rol en la familia, cuyos miembros aún no han podido adaptarse a las nuevas reglas de juego. Por eso, en muchos hogares santiagueños todavía hay resabios de un sistema patriarcal, en la que la mujer tiene que trabajar
y seguir obedeciendo al? jefe de familia?, otorgándosele el cuidado exclusivo de los hijos y los quehaceres de la casa.
Frente a ese panorama, cuando quiere cumplir con todo esto, el cuerpo comienza a hablar: aparecen los dolores, producto del estrés. Pero también estas exigencias repercuten en sus emociones: los temores, las frustraciones y las culpas se potencian por cumplir los mandatos familiares y sociales.
?La mujer debe aprender a delegar porque cuando no pueda cumplir con todo lo que se propone o se le exige en un determinado momento sentirá frustración y culpa?, sumó la profesional.
Responder a mandatos culturales preestablecidos es uno de los grandes desafíos de las féminas de esta época, porque se cree que todo lo pueden hacer.
?Es importante que ella sepa qué es lo que pasa, si realmente quiere concentrar las actividades, porque desea hacerlo o si es por cumplir un mandato cultural. Si se exige demasiado puede sufrir ataques de pánico o ansiedad, depresión u otras enfermedades?, alertó la profesional.
En la actualidad, la mujer santiagueña y del mundo, no sólo es madre y esposa, sino que también ocupa un espacio laboral. Estas variaciones han producido que las mujeres se sientan más positivas y fuertes, logrando una modificación en todos los ámbitos.
Así es como la mujer cumple diferentes roles en su vida cotidiana: hija, madre, amiga, administradora, cocinera, son otras de las actividades que hacen que su figura en la familia y en la sociedad tenga un valor fundamental. La mujer día a día se enfrenta a desafíos en lo que sacrifica tiempo y algunos deseos para poder desempeñar todos estos roles que la hacen admirable y le otorgan un valor imprescindible en la sociedad.
A pesar de que muchas veces se sienten desbordadas por la cantidad de actividades que deben realizar durante el día y que las jornadas se convierten en maratones casi imposibles de recorrer, las mujeres santiagueñas hacen todo lo posible por estar en sus hogares atendiendo no sólo sus necesidades, sino las de toda su familia. Con algunos tropiezos llegan a la noche cansadas, pero con la satisfacción de haber escuchado a su marido, jugado con sus hijos y también haberse hecho un lugar en su agenda para atender sus propias necesidades y deseos.
Delegar
En este sentido, la vida de la mujer actual está atravesando una etapa que suele provocarle un estado de estrés difícil de sobrellevar.
?La mujer no debe creer que lo puede todo. Es decir, creerse ?la mujer maravilla?, Tiene que entender que hay cosas que no puede hacer y, por lo tanto, debe delegarlas?, expresó María Rosario Sanguedolce, licenciada en Psicología.
Si bien, el rol de la mujer se ha ido modificando a partir del ingreso masivo femenino al mercado laboral, este cambio ha modificado su rol en la familia, cuyos miembros aún no han podido adaptarse a las nuevas reglas de juego. Por eso, en muchos hogares santiagueños todavía hay resabios de un sistema patriarcal, en la que la mujer tiene que trabajar
y seguir obedeciendo al? jefe de familia?, otorgándosele el cuidado exclusivo de los hijos y los quehaceres de la casa.
Frente a ese panorama, cuando quiere cumplir con todo esto, el cuerpo comienza a hablar: aparecen los dolores, producto del estrés. Pero también estas exigencias repercuten en sus emociones: los temores, las frustraciones y las culpas se potencian por cumplir los mandatos familiares y sociales.
?La mujer debe aprender a delegar porque cuando no pueda cumplir con todo lo que se propone o se le exige en un determinado momento sentirá frustración y culpa?, sumó la profesional.
Responder a mandatos culturales preestablecidos es uno de los grandes desafíos de las féminas de esta época, porque se cree que todo lo pueden hacer.
?Es importante que ella sepa qué es lo que pasa, si realmente quiere concentrar las actividades, porque desea hacerlo o si es por cumplir un mandato cultural. Si se exige demasiado puede sufrir ataques de pánico o ansiedad, depresión u otras enfermedades?, alertó la profesional.