Por el padre Koffi Gilbert

"María es modelo de unión con Cristo"

En nuestra Iglesia Católica tenemos un Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo. No podemos hablar de padre sin hablar de madre. Nosotros tenemos una Madre, la Virgen María, la Madre de Jesús, es nuestra Madre, como cristianos, como seguidores de Cristo. Por eso hoy queremos reflexionar sobre María como modelo de fe, caridad y unión con Cristo. En el Concilio Vaticano II se dice: "La Madre de Dios es una figura de la Iglesia, en el orden de la fe, la caridad y la perfecta unión con Cristo". María, como modelo de fe, esperaba con todo corazón la redención de su pueblo. María fue elegida para convertirse en la Madre del Redentor, de Jesús. Sabemos que ha recibido la anunciación del mensajero de Dios: el Ángel Gabriel le dijo a ella "llena de gracia" y María respondió "sí" al proyecto de Dios. Desde ese momento la fe de María recibe una nueva luz: concentrarse en Jesús. La de María es el cumplimiento de la fe de Israel, en ella realmente está reunido todo el camino y la vida de aquel pueblo que esperaba la redención. Entonces, María es el modelo de fe de la Iglesia que tiene como centro a Cristo. ¿Cómo vivió María esta fe? La vivió en la sencillez. De las miles ocupaciones y preocupaciones cotidianas de cada madre en su hogar, darle el gusto a su familia preocuparse por Jesús y después estar con contacto con su Dios. El sí de María creció hasta la hora de la Cruz. Sabemos lo que ha pasado: estaba al pie de la Cruz mirando a su hijo. Allí su maternidad se ha extendido, abrazando a cada uno de nosotros, de nuestras vidas para guiarnos a su Hijo. Podemos preguntarnos: ¿nos dejamos iluminar por la fe de María, que es Madre nuestra, o la creemos lejana y muy diferente a nosotros? En tiempos de dificultad, de pruebas y oscuridad ¿la vemos a ella como modelo de confianza en Dios, que quiere siempre nuestro bien? No podemos hablar de fe sin acciones, sin amor. María es un modelo de caridad, un ejemplo de amor. Su disponibilidad hacia su prima Isabel, que visitándola no sólo le llevó cosas materiales, sino a Jesús también, con la alegría plena. Nuestra Señora quiere traernos a todos a Jesús y con Él nos trae su amor, paz y alegría. La Iglesia debe llevar a todos hacia Cristo y su evangelio. Como dice el Papa, "la Iglesia no es un organismos humanitario", no es tampoco una ONG. Estamos hablando de María y de Jesús, pero ¿qué pasa con nosotros que somos Iglesia? ¿Cuál es el amor que llevamos a los demás? ¿Es el amor de Jesús que comparte, perdona y acompaña, o es un amor sin gusto ni interés? ¿Es un amor débil o fuerte? ¿Es un amor interesado? ¿Cómo son las relaciones en nuestras parroquias y comunidades? ¿Nos tratamos a unos y a otros como hermanos o nos juzgamos? ¿Hablamos mal de los demás o nos cuidamos unos a otros? María no puede hacer nada sin unirse a Dios, a su Hijo. Siempre hay una relación con su Hijo, Dios Padre y con Dios Espíritu Santo. María es modelo de unión con Cristo. La vida de la Virgen fue la vida de una mujer de su pueblo. Ella rezaba, aunque la Madre de Jesús trabajaba, iba a la sinagoga. Esto es una oportunidad para reflexionar, sobre todo aquellas personas que dicen: "Voy a quedarme en casa a rezar o hacer mi rosario". Hay que ir al templo para rezar con los hermanos y las hermanas en Cristo. Sólos no podemos formar el Pueblo de Dios, sino que lo formamos juntos como Iglesia. Pero cada oración se realizaba siempre en perfecta unión con Jesús. Como María hay que estar siempre unidos a Jesús. ¿Nos acordamos de Él sólo cuando algo está mal y tenemos una necesidad o tenemos una relación constante como la tuvo María? Ella tenía una profunda amistad con Él, incluso cuando se trataba de seguirlo en el camino de la Cruz. Pidamos al Señor que nos dé su gracia y fuerza para que en nuestra vida y en la vida de cada comunidad se refleje el modelo de María, Madre de la Iglesia, Madre Nuestra.
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