Diana Beláustegui, una creadora del terror
Cuentos insanos con personajes femeninos. Una escritora que prefiere no ser reconocida como tal. Diana nos cuenta en primera persona, qué hay detrás de su libro «Escorpiones en las tripas», una narrativa de terror que viene cosechando adeptos.
En ciertas ocasiones, y con un poco
de suerte, uno llega a conocer primero
al autor, y después su obra.
Esto nos pasó con Diana Beláustegui. Su
mera aproximación da la pauta de que estás
a punto de intercambiar un diálogo
con una persona auténtica. Y no es para
menos. Tal vez para sus lectores, los cuentos
de Diana son el reflejo de ese cúmulo
de verdades que a prima facie representa
la autora cuando se apersona: una humilde
escritora que prefiere no reconocerse
como escritora, sino como “alguien que
escribe”. Y que es capaz de afirmarlo con
una convicción que le impide caer en el terreno
de la falsa modestia.
Sencilla y apasionada,
así como cada palabra que va
desprendiendo de su boca, la autora santiagueña
es de tener ataques de «Escorpiones
en las tripas», que a su vez es el título
que eligió para su libro. Nada más y
nada menos que cuentos de terror, en los
que sus protagonistas son mujeres. ¿Algo
más? Sí, Diana visitó la redacción y dijo
todo lo que se permitió decir.
De la ficción a la realidad
- Diana, contanos si hubo en tu
vida algún autor o momento bisagra,
que te marcó como lectora y
por lo que te volcaste a escribir.
- De chica he sido una lectora compulsiva,
como en general somos los del círculo
en que nos movemos. Yo creo que me acerco
más al género cuando comencé a leer en
la escuela. En el primer año leímos a Horacio
Quiroga, ese ha sido el quiebre. Por
otro lado, en casa, mi viejo tenia libros de
Stephen King, él ha sido después de Quiroga
la patada inicial. Me fascinaba todo
lo que escribía King. Mi obsesión por King
me llevó a conocer sus fuentes. Así leí a Lovecraft,
Poe, Maupassant, toda una serie
de escritores del género de terror en Europa.
- Entonces tu escritura viene desde
la adolescencia.
- Siempre he tenido la teoría de que la
mayoría de los adolescentes nos expresamos
desde la escritura, de ahí en más la
cuestión es: nos quedamos ahí o seguimos
escribiendo. Yo seguí escribiendo.
- ¿Hubo otro momento en el que
te asumiste como escritora?
- No soy escritora, todavía no estoy reconciliada
con ese término, no sé que implica
bien ese término, no sé qué cosas
trae, no me quiero hacer cargo.
- Y entonces ¿cómo definirías a
un escritor?
- Un escritor es alguien que se dedica a
eso, que pone demasiado empeño, y pone
demasiada alma. En una de esas mis cuentos
son más catárticos que otra cosa. Mis
cuentos de «Escorpiones en las tripas» giran
en torno a la mujer y su posición dentro
de una sociedad patriarcal.
- Definitivamente no te asumes
como escritora.
- No soy escritora, me gusta escribir,
me gusta leer, soy más lectora que escritora.
-¿Crees que para ser un buen escritor
hace falta ser un buen lector?
- Hay gente que te dice que sí, a mí me
ha ayudado muchísimo. Supongo que habrá
casos de gente que escribe sin haber
leído demasiado. Uno lee para encontrar
nuevas visiones de la realidad, en mi caso
de la ciencia ficción o en las formas que
uno toma el terror, me ayuda muchísimo.
- ¿De dónde viene esta particularidad
por escribir el género terror?
- He intentado escribir de otros géneros
pero es lo único que me sale.
- ¿Qué es tiene éste género que tal
vez no tengan otros?
- Yo cuando me siento a leer necesito
que lo que estoy leyendo me conmueva,
me haga llorar, despierte un montón de
sentimientos. Y yo siento que éste género
no te deja indiferente en ningún momento.
Si es algo que está bien escrito, desde el vamos
empiezas a sentir cosas.
- ¿Qué intentas comunicar a través
de tus cuentos con personajes
femeninos como protagonistas?
- En los cuentos que yo escribo no vas
a encontrar nenitas, en el sentido de estereotipos
que nos da la
sociedad. Vas a encontrar
mujeres brutales,
primigenias, más bien
alejadas de lo que la
sociedad necesita que
seas. Eso es un poco
lo que quiero comunicar,
el mensaje. La mujer
no es inherente con
la belleza, la mujer para
ser calificada como
mujer, no necesita ser
ni suave ni princesita,
tenemos mujeres bestiales,
primitivas, asesinas.
Mujeres que reniegan
de su condición
de inferior dentro de
esta sociedad patriarcal,
y que no sólo reniegan
sino que tienen ese clic en la cabeza
que les hace surgir como algo.
- ¿Crees que tus cuentos de alguna
manera te representan?
- Se podría decir que sí, pero si lees a
esas mujeres asesinas, no soy yo (risas).
Durante mi adolescencia nunca he sido la
señorita que necesitaba vestirse de rosa,
ni pintarse, usar taquitos. Y cuando uno
es chica te sientes como fuera del círculo y
no sabes a dónde perteneces. Creo que está
bueno darle una voz a ese grupo de mujeres,
que por no entrar dentro del estereotipo
no dejan de ser mujeres.
- ¿Cómo es escribir un cuento de
terror, de dónde surgen las ideas…?
- Surgen de renegar de la mujer que está
vapuleada, esto lo veo en los titulares de
las noticias.
- Lees noticias.
- Sí, y la bronca te lleva a escribir
- ¿Te empapas de realidad para
poder escribir ficción?
- Si, sobre todo leo los titulares, porque
a veces leer las noticias enteras me provocan
angustia, entonces leo al menos como
para estar informada y no vivir en Marte.
- Hablemos de tu seudónimo «Escarcha
».
- En el 2009 cuando publicaba en mi
blog, surge el nombre Escarcha. Está relacionado
con mi constubre de escribir sin
exterorizar demasiado. Lo meloso no me
llega, por eso es Escarcha, porque es una
mujer más bien fría. Siempre he largado
los textos como Escarcha.
Yo necesitaba un
seudónimo para deshinibirme
y decir todo
lo que tenía que decir,
uno siempre con una
máscara dice mejor las
cosas.
- ¿Diana Beláustegui
y Escarcha
son distintas?
- Sí, Diana Beláustegui
es una mujer
que se adapta a las formas
de una sociedad,
viene a una entrevista
porque es sociable.
En cambio Escarcha,
es un ente misántropo
que está escondido debajo
de la cama porque
no es sociable, esa es la diferencia. Ella escribe
desde abajo de la cama.
- Hablemos de lo local, autores o
movidas que te llamen la atención,
que puedas recomendar…
- Yo vengo de la Jeta Literaria, que fue
una movida importante. Ha durado unos
cuantos años. Y era un grupo de gente que
le gustaba la lectura. Esa era la particularidad
primera de los integrantes. Después
nos enteramos que varios de los integrantes
escribían. Allí conocí a gente extraordinaria
que escribe muy bien. Y ahora, hay
una movida interesante dentro de la literatura
local, están los chicos de Umas, Larvas
Marcianas, que vienen trabajando muchísimo.
También están las chicas de Topos
bajo la lluvia, que tienen una poesía
descontracturada y con una voz femenina
excelente.
- ¿Te gusta la literatura santiagueña?
- La literatura santiagueña es hermosa,
hemos logrado cortar con el cordón de la
parte vieja, del hacha y el quebracho, pero
ojo no estoy renegando del hacha y el quebracho
sino que en algún momento teníamos
que surgir y entrar por otros lugares.
Son extraordinarias las letras santiagueñas,
ya desde la urbe, desde otro lugar.
- ¿Cómo ves el futuro de las letras
santiagueñas?
- Si sigue avanzando como está avanzando
hasta ahora, el futuro va a ser extraordinario.
En el 2009 nosotros eramos
unos cuantos locos que nos reuníamos en
una biblioteca con 40 grados a las tres de
la tarde. Y ahora ves un montón de otros
grupos, mucha más gente involucrada no
solamente con la literatura sino dentro del
arte en general.
- La gente que quiera leer tu libro,
con qué se va a econtrar
- Son 15 cuentos donde en la mayoría,
la mujer hace hincapié en dejar de ser una
mujer cuerda para convertirse en alguien
alienado.
- ¿Para Diana Beláustegui qué
significa publicar un libro?
- Escucho muchas veces definiciones
como «Un libro es como un hijo» y definifivamente
creo que no es como un hijo.
Pero yo lo he publicado por mis dos hijos,
porque necesitaba enseñarles que uno
puede. Que por más que tengas miedo, por
más que seas un misántropo que se esconde
debajo de la cama, uno puede salir de
vez en cuando y hacer algo así.
- ¿Cómo te ves de aquí a diez
años?
- A mi literatura la vivo en presente, y
le tengo pavor a la hoja en blanco. He comenzado
a escribir los cuentos para mi siguiente
libro, y hace dos meses he decidido
que ya podía ser tiempo de publicarlo.
Me ha pasado de preguntarme, ¿qué pasa
si ya no tengo nada más para escribir?, ¿en
qué me convierto? No soy un escritor pero
sí soy alguien que escribe, evidentemente
sigo siendo alguien que escribe.
- Vives el día a día…
- Sí, en una de esas en diez años soy una
asesina serial.