OPINIONES

Interrogantes por el segundo semestre y cautela en analistas

Mientras cada vez está más cerca el inicio del segundo semestre, varios economistas a través de sus informes, revelan pronósticos cautelosos en cuanto a una posibilidad de reactivación, aunque la tónica general se muestra más escéptica, a contramano del cada vez más notorio optimismo con el que el propio Gobierno nacional se apresta a afrontar esta segunda mitad del año. Algunos de esos informes -como el elaborado por el economista Nicolás Dujovne- plantea la cuestión desde el título: “De la recuperación al crecimiento: ¿cuánto, cómo?”. Luego de enunciar que el repunte promedio de la Argentina entre 2003 y 2015 fue de 4,4% (de acuerdo con estimaciones de la consultora), con dos tramos bien definidos: Un 7,8% de mejora hasta 2008 y de apenas el 1,9% desde 2009 al 2015. Así las cosas, Dujovne asevera que la expansión que se viene será modesta. “Ese crecimiento, dice el analista, no vendrá de la mano de un mayor consumo ni del repunte en la cantidad de puestos de trabajo”. La clave, enfatiza, habrá que buscarla por el lado de las exportaciones y de las inversiones. Sin una mejora en el mundo del trabajo -dadas las caídas en el poder adquisitivo y sin crecimiento en el nivel de empleo-, el consumo continuará en un escalón por debajo con respecto al de años anteriores. En estos dos puntos hay coincidencia con otras consultoras. La de Ricardo Arriazu, por caso, destacó que para ese despegue (tenue, pero despegue al fin), se afianzará gracias a la mejora del escenario global. Otra firma, la de Federico Muñoz, se detuvo a analizar el complejo dilema que debe desentrañar el Gobierno. En su último informe, da cuenta de que las soluciones a los principales problemas que hoy enfrentan los funcionarios (inflación, retraso cambiario y recesión) entran en conflicto entre sí. Crítico de la decisión de Federico Sturzenegger de aplicar bajas sucesivas en las tasas de interés, Muñoz sugiere que el Banco Central debería dedicarse exclusivamente a ganar la pulseada contra la inflación, sin apresurar una reducción en el costo del dinero con el objetivo de recuperar la economía. El economista es bien claro en su postura: “Si es cierto lo que afirmó la conducción monetaria en su último comunicado -que la inflación caerá pesadamente en junio- entonces no habrá que esperar demasiado para que la desaceleración de los precios, y el consecuente refuerzo de los ingresos reales, se convierta en el punto de partida de una progresiva reactivación”. 
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