En el primer casting, a Oreiro le dijeron que se dedicara a otra cosa
La actriz uruguaya se había venido a probar a la Argentina. Aquí se encontró con la mirada hostil de un director. El tiempo le dio la razón a ella, que sabía que tenía pasta para ser actriz.
Nunca renegó de la heroína de telenovela, pero se animó a explorar otros rumbos, como la pantalla grande, adonde gana cada vez más terreno. "La vorágine televisiva a veces hace que uno no se permita esperar y elegir un personaje pequeño, diferente. Comencé a elegir cosas chiquitas en el cine, distintas a las que se conocían de mí como actriz y empezaron a ver que podía hacer otras cosas. Todo empieza por uno; si uno no decide, el afuera te encasilla siempre", explicó, en referencia al camino recorrido que la llevó a ganar dos Cóndor de Plata por Infancia Clandestina y Wakolda.
Perseguidora de sus sueños, el rol de Natalia fue clave para conseguir los derechos y filmar la vida de Gilda. A diferencia de la popular cantante que inició su camino en la música cumplidos los 30 años, la actriz uruguaya siempre supo lo que quería: "Cuando empezás de chico todo es un poco más fácil, tuve la suerte de contar con padres que me apoyaron y esta irreverencia que te da la juventud de querer comerte el mundo", dijo a Teleshow.
En la película de Gilda, donde le pone el cuerpo a la querida intérprete, hay una escena en la que Gilda se presenta a la primera audición y se siente sapo de otro pozo. Eso le da pie a Oreiro para recordar su propia primera prueba: "Todos en un punto nos sentimos sapo de otro pozo cuando queremos arrancar en algo. Me he topado con personas que quizás no creyeron en mi o me dijeron que directamente me dedicara a otra cosa, pero nunca lo tomé como un problema o me victimice sobre eso", recordó.
Y agregó: "En mi primer casting en la Argentina, el director me dijo: ‘¿Vos sos uruguaya?’ ‘Sí’ ‘¿Y de qué pensás vivir en la Argentina?’ ‘Quiero ser actriz, estudio teatro’. ‘No, dedicate a otra cosa, vos nunca vas a poder ser actriz".
Natalia confesó que después de algún tiempo ese director la llamó para trabajar con él. "Sucede mucho en el medio, a veces te pinchan un poco para ver qué pasta tenés, si te la bancás. Hay gente que funciona bien con ese tipo de manejos o estímulos y hay otros que no, que se asustan y deciden no continuar. Yo no me animaría nunca a maltratar a alguien, todos tenemos un talento; tenemos que descubrirlo y trabajarlo".