COMENTARIO DEL LIBRO “Alondras de un boceto lírico”, de M. Cárdenas

Poemas del alma y para el alma

Por Oreste Pereyra.

Los moldes clásicos de la literatura fueron variando con el tiempo. Muchos escritores se apartaron de los rasgos clásicos con que se distinguía la poesía. La poética que se ajustaba a normas determinadas (métrica, rima, etc.), dio paso a nuevas propuestas que no tuvieron en cuenta los preceptos anteriores como ocurre con los poemas que no se ciñen a esquemas determinados, sino que dan mayor libertad al creador literario. Existieron escritores, como el caso de Pablo Neruda (Veinte poemas de amor y una canción desesperada) que rompieron con los moldes clásicos. Estos poemas nacen con mayor autonomía y expresan con mayor independencia el sentimiento interior que los anima. Los poemas de Martha Cárdenas no pueden concebirse sin la presencia del poeta que rasga sus vestiduras internas para mostrarnos el alma desnuda. Lo que logra percibirse en cada verso es ese grito existencial que la vida nos va dejando con el paso de los años, lo que se convierte en muchos casos, no únicamente en alegrías o en días de diáfano esplendor, sino también en angustias que a veces estallan sin consuelo alguno, o que se aferran a una esperanza de redención posible. La autora, al ir desarrollando sus ideas, asume dos actitudes: conflicto y asentimiento de la condición humana frente al mundo. En la respuesta por su parte, el poema es testimonio de vencer obstáculos y allanar nuestra posibilidad y trascendencia. Las ponencias de la escritora deben ser analizadas con un criterio personalista, en el que se combinan el razonamiento específico de cada propuesta, la intuición y especialmente el fervor de lo que se expresa, el cual sacude el alma. Esta poetisa nos deleita y nos hace pensar, porque indudablemente la autora apunta a una cosmovisión del mundo y de la vida. En el libro “Alondras de un boceto lírico” de Martha Cárdenas, los poemas se desarrollan con golpes de contraste que consiste en dar un salto desde una expresión llana, a un certero impacto metafórico. Martha Cárdenas compone la visión de un descenso hasta la intimidad suprema del hombre, hasta los límites muchas veces precarios entre la justicia y la injusticia, abandonando la reflexión teórica sobre otros temas, para golpear obstinadamente sobre la conciencia del lector, sembrando mucho más que preguntas. Con esta especie de afán quirúrgico, pinta miedos ocultos, éticas retorcidas, desencuentros afectivos y toda una gama de movimientos del alma, sin despegar de la autenticidad. Los temas de la dimensión humana, del destino y de la lucha inacabable pasan por sus versos. La autora expresa sus sentimientos de desgano, de angustia, hasta de hastío por un mundo que no corresponde a su propio deseo existencial, o a su forma de ver o vivir la vida, como si la misma nos fuese impuesta desde afuera por un caprichoso destino. Por ello, por esa especie de imposición surge en Martha Cárdenas su voz de rebeldía y admonición en un terreno minado en la mayoría de los casos de frustraciones. Martha Cárdenas es una poetisa que nos expresa con total certeza lo que ve y siente, no solamente en su propia alma, sino lo que aflora de lo más intimo de los seres humanos. Es poetisa no solamente por lo que percibe, sino también y esencialmente, por el modo en que lo dice, por lo que hay en ella; un saber que es visión y expresión sino a la vez conocimiento del alma y sus emociones, y al mismo tiempo experiencia de vida. En determinado momento el lenguaje rico y expresivo se apropia de sus versos no para darnos una visión empobrecida y esquemática del mundo y de los que la habitan, sino para esclarecernos que la dimensión temporal de lo humano es capaz de elevarnos a la grandeza, o hundirnos en lo abyecto, con un sentido maravilloso, o trágico de la existencia. Todo ello está contenido en este destacado libro de poemas de Martha Cárdenas que fueron escritos para dar testimonios de lo humano, al que regula una conciencia que se abre en infinitas direcciones. Las metáforas, más que metáforas en sí, se convierten en ideas fuerza, que elevan al lector de manos de la poetisa, a nuevos mundos en los que vibran el amor, el desconsuelo o la diáfana presencia del reencuentro. Son poemas escritos con las pulsaciones mismas de la sangre de la escritora, que se elevan obsesivamente hacia lo existencial, hacia los laberínticos senderos del alma, en donde reinan por igual sentido la paz en plenitud, o los borrascosos sacudimientos interiores. Lo que nos brinda con su exquisita pluma Martha Delicia Cárdenas, no son decorativas palabras que no logran cautivarnos, sino verdaderos movimientos sísmicos que sacuden desde sus bases la propia humanidad. La riqueza ideomática y de propuestas alcanzan a elevarnos hacia lo poético que semeja una tierra escondida donde podemos tendernos a soñar. La autora del libro “Alondras de un boceto lírico” ha dejado para la posteridad una obra, a la que irán a sumergirse los espíritus inquietos que acosan permanentemente al hombre en busca de un ideal literario. En definitiva bellos poemas del alma para el alma.


Ella me espera

Amordaza la estirpe sigilosa

sigue mis pasos

simulando

ser aliada.

Generosa, abnegada y cabizbaja

surcando letales hojasrascas.

Encasilla mis instintos

en fallida congruencia.

Lasitud, misterio y seducción

condicionan su máscara inasible.

¡Ella me espera!

En el encuentro sabrá

que ganó el ajedrez

de la partida.

Mientras tanto...

la entrega

medirá con avaricia

el sortilegio

de la danza

desigual

del tiempo de disfrute.

¡Ella me espera!

Mientras yo

la ignoro, no la enfrento,

la respeto y me alejo

de su garra sentenciosa.

¡Ella me espera!

¡La muerte!

Con su estocada crucial y malhechora.


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Una escalera

Caminar las tempestades

despejar neblinas

deshilvanar ocasos

de una noche callada.

El sendero guía

es cósmica su confidencia,

incitante,

acogedora,

en un sinfín

de pasos gigantes

por los escalones

de esta vida temporal.

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