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Infiel, racional y anti derroche, el perfil del nuevo consumidor en un escenario de recortes

Ahora, no sólo las compras son menores y cada vez más racionales, sino que se extremaron las estrategias para que el producto rinda lo más posible e incluso, el consumidor también analiza más los precios, las ofertas y prioriza a fondo el cuidado del consumo de determinados productos.

Un informe de la consultora especializada en consumo CCR al que accedió el MIX ECONÓMICO señala una caída del 7,4% en agosto en forma interanual mientras que registra una baja acumulada de 3,5% en los primeros 8 meses de este año , una merma que revela una serie de cambios en la tendencia de consumo de la gente.

Ahora, no sólo las compras son menores y cada vez más racionales, sino que se extremaron las estrategias para que el producto rinda lo más posible e incluso, el consumidor también analiza más los precios, las ofertas y prioriza a fondo el cuidado del consumo de determinados productos.

“El comportamiento va de la compra racional al consumo racional”, explicó la consultora CCR. Esto implica, principalmente, evitar todo tipo de “despilfarro” en el consumo. Las compras se ajustan básicamente a las necesidades. Pero, además, aparece la idea de “no tirar nada” y de reducir al máximo la cantidad y variedad de un mismo producto. Entre los más afectados figuran, por ejemplo, los productos frescos que se ponen más rápido en mal estado.

“Esto implica compras ajustadas a las necesidades, sobre todo en productos frescos que pueden ponerse en mal estado. El caso más mencionado es el de las frutas, no se «dejan tentar» por la oferta de 2 kilos y prefieren comprar sólo el medio que seguro van a consumir”, indicó el informe de CCR.

En este sentido, también se minimiza el “stockeo” y apenas se adquiere un producto de reposición. El consumidor logra explotar al máximo el producto y extender su duración hasta el límite. La tentación de las ofertas sigue pero, ahora, ya no hay tanta predisposición a comprar de más, a pesar de que el precio sea muy conveniente. Al momento de evaluar las mejores promociones, los consumidores privilegian el 2×1 o los descuentos en la compra por unidad.

“Las clases medias bajas y bajas tenían un stock de corto y mediano plazo armado en productos no perecederos, limpieza e higiene. Este se generaba con el aprovechamiento de ofertas. Pero hoy, la tendencia es consumir estos productos y contar con el producto en uso y, a lo sumo, una reposición. Este evita el despilfarro y genera la necesidad de explotar al máximo el producto, hasta que ya no haya más y deban comprar otro”, señaló el informe. “Esto hace que también se derrame en una menor (aunque leve) tendencia de consumo, pues se agota el producto y luego se repone”, agregó.

Asimismo, el consumidor decidió posponer cualquier gasto grande que implique mover una parte importante de sus ahorros. Esto involucra desde la compra de un electrodoméstico hasta la reforma o arreglo de la casa. En el proceso se eliminaron las salidas al cine, restaurantes o cualquier gasto extra de esparcimiento. Y la plata que sobra es puramente una reserva ante cualquier eventualidad.


Menos presupuesto

Los consumidores ven un claro deterioro del poder de compra. La caída del poder adquisitivo es de cuatro puntos respecto del 2015. Cerca de 72% asegura que es bastante menor o mucho menor que el de hace un año. Asimismo, la expectativa de inflación anual es todavía alta, a pesar de que frente a la medición de abril cayó de 45% a 39%.

La consultora explica que el tarifazo obligó a la redistribución del gasto. Una parte del presupuesto destinado a alimentos y bebidas se tuvo que reasignar a servicios hogareños y transporte. Alimentos, bebidas, limpieza y artículos de tocador sumaban 28% hace dos años, mientras que en agosto concentraron 22%. En tanto los servicios pasaron de representar 13% del gasto en 2014 a 16% en 2016.

En este contexto, el consumidor desarrolló estrategias para no seguir reduciendo su canasta, que ya venía racionalizada desde 2014. Y entre la que más afecta a las empresas proveedoras y a los canales está la pérdida de fi- El informe de CCR, llamado “Sangre, sudor y lágrimas”, revela que los consumidores sólo compran por necesidad y buscan hacer rendir al máximo los productos. La infidelidad a marcas y canales se generaliza

“La decisión de serle infiel a las marcas es frente al fleje de precios”, afirma CCR. Por este motivo, la mayoría de los cambios se realiza ante la góndola, cuando se comparan los precios exhibidos. El abandono se realiza con más facilidad en alimentos frescos, bebidas e higiene y cuidado personal. Nueve de cada 10 admite que elige marcas propias al menos en una categoría y asegura, además, que los ahorros en muchos casos superan el 25%.

CCR destaca que estas tendencias y cambios de hábito se acompañan con una percepción negativa sobre el comportamiento de las marcas. Siete de cada diez cree que las marcas no los están acompañando. Incluso cerca de 38% asegura que algunas de ellas resignaron calidad en el último año. Esto se percibe en consumo masivo y también en otras categorías como las de indumentaria.


Canales infieles

La consultora afirma que la infidelidad se hace más patente a la hora de elegir dónde comprar. Si bien es una tendencia que viene de lejos, los estudios de la consultora revelan que los shoppers aumentaron aún más los negocios visitados en la planificación de sus compras. Actualmente el consumidor visita 5,2 locales por mes, mientras que un año atrás rotaba por 4,6 enpromedio.

Este comportamiento se traduce en la elección de formatos que antes rechazaba. Especialmente se incrementan las visitas a formatos de cercanía, farmacias, asiáticos, almacenes y mayoristas. Y otros canales ganan también protagonismo, como los locales de venta de productos sueltos –principalmente para el rubro de limpieza del hogar– y las ventas por Internet.

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