SOLEDAD Y BARBARIE

La vuelta al pago, meses previos al terrible ataque

Ramón Dinos Centurión murió en soledad. Tirado en el piso de su casa.

Meses antes, había viajado con su hija Norma a Los Pirpintos, el pueblo en el que abrió los ojos a la vida, se supo.

Aquel retorno fue rejuvenecedor, ya que no se cansó de recibir abrazos de sus amigos y vecinos.

En más de una ocasión su hija le había exhortado a vivir con ella, o buscar a alguien que lo acompañase.

Sin embargo, sopesaba la paz y tranquilidad que el hombre percibía en su mundo y en su casita.

Sacudón social

Tal vez aquello conmovió más, hasta en sus fibras más íntimas, a los amigos en Tintina.

Todos coincidían en que el jubilado jamás hubiese causado daño o resistencia a Ojeda.

Más de un testigo cuestionó el porqué de matarlo: el escaso aprecio por la vida humana.

Experiencias

No menos abrumadora fue la reacción de la policía. Pocas veces se había visto una historia similar: un anciano muerto a golpes.

El terrible hallazgo correspondió a su hija.

Ella fue a llevarle sus medicamentos y encontró a su padre ya sin vida.

Yacía en un charco de sangre; en derredor, la casa estaba literalmente "dada vuelta" con muebles destrozados y signos visibles del desastre.

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