Juan Carlos Rotondo

Oración de un niño

Madrecita buena de mi corazón

Para ti es mi vida, para ti mi amor.

A rezarte vine, ¡qué contento estoy!

¿Cómo no escuchas mi inocente voz?

¡Cómo no si tú eres bella, más que el sol!

Y tus dulces ojos, dos luceros son

Y en tus brazos tienes a Jesús, mi Dios.

Dame con tus manos una bendición

Virgen adorada, ya recé y me voy.


Ir a la nota original

MÁS NOTICIAS