Poesía de Adriana Del Vitto

Enero se dormía

en la humedad

de su verano

cuando la luz llegó

a tus ojos tímidos

y el mundo empezó

a acomodarse:

cobró sentido el sol,

la noche habló,

los pájaros silenciaron

su vuelo

para escuchar tu llanto.

Tu nombre nos embriaga.

Han muerto las certezas.

Lo sabemos.

Pero se han encendido

por siempre las estrellas.

En la esquina,

un círculo imposible

lejos de toda lejanía.

Aquí,

dos alas huérfanas.

Aquí.

Poesía de Adriana Del Vitto

No puedes atraparme.

No.

Mis venas se sacuden

con otra sangre

con ojos olvidados y grises.

Tal vez mañana,

cuando las olas vuelvan

alguien escuche

mi canción.

Y mi grito.


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