Por el padre Koffi Gilber

Juan, el Bautista

Hoy quiero hablar sobre Juan el Bautista que va a exhortar al pueblo de Israel a preparar el camino del Señor y la venida del Salvador. Juan el Bautista fue un hombre extraordinario porque vivía buscando agradar a Dios más que a la gente. Como cristianos hay algunas lecciones que podemos necesitar aprender de él, no solamente de devoción. Él siempre buscaba cumplir la voluntad de Dios y sobre todo predicar como Él decía: “Ustedes mismos son testigos de que dije: ‘Yo no soy el Cristo, sino que he sido enviado delante de Él’”. Entonces, está para mostrarnos cuál es el camino que debemos tomar. El camino que Juan el Bautista muestra es el de la humildad y de esa manera al considerar a Jesucristo nuestro Salvador, nosotros somos servidores. Sólo Jesús puede salvar y merece la gloria, no nosotros. Estamos llamados a guiar a las personas a Jesús, no hacia nosotros mismos, como lo ha hecho Juan el Bautista. Nosotros debemos vivir con gozo. Juan el Bautista ha mostrado el camino, lo que debemos hacer, saber que estamos cumpliendo la voluntad de Dios, y llegar a predicar la verdad completa, porque Jesús es la verdad. Juan el Bautista dice: “Al ver él que muchos de los fariseos y de los saduceos venían a su bautismo, les decía: ¡Generación de víboras! ¿Quién les enseñó a huir de la ira venidera?”. “Produzcan frutos dignos y arrepentimientos y no crean que puedan decir ‘Tenemos a Abraham de padre’”. Ésa es la verdad y llegar a ella es arrepentirnos, quitar todo lo que pueda hacer obstáculo a la venida de Jesús en nuestras casas. Juan el Bautista predicó el Evangelio completo, sin censura. Entonces es necesario que nosotros hagamos lo mismo para que las personas, por obra del Espíritu Santo, vean la necesidad que tienen de un Salvador. Las personas necesitan la verdad y no alguien que luzca como tal; hay que llegar a anunciar la verdad por el bien de todos. Debemos recordar que nosotros seguimos a Cristo, que es la única verdad; muchas veces con nuestras devociones no llegamos a una conversión sincera. “Fueron a Juan y le dijeron: Rabí, mira, el que estaba contigo al otro lado del Jordán, de quien diste testimonio, está bautizando y todos van a Él. Y Juan les respondió: Nadie puede tener nada si Dios no se lo da”. (Jn 3 26, 27) Lo que hacemos por Dios, en realidad es un regalo de él para nosotros; lo hacemos en nombre de Dios y debemos hacerlo para él, no para nosotros mismos. Esto debe impulsarnos a dejar de compararnos con otras personas, Él debe llenar nuestros corazones de humildad; porque un cristiano orgulloso no tiene nada de Cristo. Hay que imitar la humildad, sinceridad y verdad de Juan el Bautista, es el camino que debemos tomar en este tiempo de Adviento, para que nuestra vida cristiana refleje nuestra imagen de Jesús verdad, camino y vida. Que este domingo sea para reflexionar sobre nuestro compromiso como cristianos. Debemos convertirnos con la gracia de Dios, cambiar muchas cosas en nuestras vidas para dar testimonios. Que nuestra Madre nos ayude en este tiempo para que podamos imitar a su Hijo y dar testimonio de él en todo lugar. Amén.l
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