Cuaresma

¡Buen día! Ya se sabe que la Cuaresma se inició el Miércoles de Ceniza y es el tiempo de preparación espiritual para la celebración de la Pascua, fiesta mayor de la liturgia cristiana. A más de uno puede venirnos bien tomar contacto con una reflexión del padre Amadeo Cencini, religioso italiano de vasta presencia en los ambientes cristianos: “En la iluminadora secuencia del año litúrgico, el camino de identificación con Cristo sufre una especie de aceleración con la entrada en la Cuaresma. No se trata ya de un deseo genérico, por auténtico y fundamental que sea, de Dios, sino de una orientación cada vez más específica hacia el Dios de Jesucristo, hacia su modo de ser Hijo del Padre y celebrar durante los días de su vida terrena el señorío del Padre en su vida. “Desde siempre, la Cuaresma ha sido el tiempo de la penitencia y el ayuno, de la conversión y de las renuncias espontáneas, más o menos generosas. Y así seguirá siendo, pero sólo como signo de la participación en el misterio pascual de Cristo. Éste es el punto culminante, lo que de hecho debe crecer en cada Cuaresma el verdadero deseo del creyente. Sólo entonces dejará la Cuaresma de ser tiempo de tristeza y aflicción, contribuyendo a dar una idea deprimente y lacrimosa del cristianismo y del cristiano. “Cuaresma prepara y entrena al creyente, en todo caso, para salir del círculo triste y restringido de sus objetivos, de su perfección privada y un tanto ambiciosa, para entrar con Cristo en Jerusalén, y tomar parte con él en el misterio de la redención. Es el tiempo en el que el creyente toma conciencia de la “gracia a alto precio”, de lo que ha costado a Dios su salvación y, por consiguiente, es el tiempo también en que madura progresivamente la decisión de ser como el Hijo, de no ser sólo beneficiario pasivo de la redención, sino partícipe por la gracia de la cruz de Cristo, llamado por amor a configurarse también con él luego en la resurrección”. Cuaresma y Pascua van estrechamente ligadas. No se puede vivir la Cuaresma penitencial sin ir vislumbrando la alegría de Jesús resucitado. ¡Hasta mañana!
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