ENTREVISTA A ELSA CORVALÁN

Poesía con alma de chacarera

Por Omar Estanciero de la Redacción de EL LIBERAL

Tejiendo ilusiones que está sintiendo en su alma, Elsa Corvalán deja siempre que los sueños que las desvelan vuelen, para luego darles forma y transmitir un mensaje. “Traducir mis sueños en palabras es para mí introducirme en un mundo de fantasías, donde con alas invisibles puedo volar feliz, por ese inexplicable, caudaloso y místico mundo de los sueños”, señala la poeta, de ese universo desde donde nacen sus versos. Con la profundidad que la caracteriza para describir al ser santiagueño, “Elsita” –para los amigos– dibuja con palabras la lucha cotidiana y sacrificada del campesino, la injustificada muerte del árbol, el incalculable valor del amor y los recuerdos que brotan a diario de esos encuentros compartidos con los amigos del alma. La poeta santiagueña lleva ya editado tres libros de poemas: “Reflejos del alma”, “Más allá” y “Mensaje”, inspiraciones que a lo largo de su vida brotaron sin descanso. “Sigo escribiendo, como lo he hecho desde siempre y todo lo voy volcando en un cuaderno”, acota, como un detalle de ese trabajo cotidiano que suele hacerlo a puño y letra, dejando florecer lo que brota de su corazón más sincero. Con su poesía “Canto a Monte Quemado”, inmortalizada musicalmente por el cantor Onofre Paz de Los Manseros Santiagueños, las poesías de Elsa fueron apetecidas por varios folcloristas nacidos en esta tierra. “Esa fue mi primera poesía hecha canción. Tenía cerca de 25 años, y la emoción que sentí cuando la escuché cantar por Los Manseros fue algo indescriptible”, evoca, en diálogo con Viceversa. Después de la experiencia de “Canto a Monte Quemado”, el tradicional conjunto folclórico santiagueño, principalmente a partir de Onofre, llegó a musicalizar varias de sus poesías, como ser: “Mi hijo, mi amigo”, canción; “Chacarera quiero quedarme”; “El regalo”, “Vivir en tu pensamiento”, entre otros tantos. Luego sobrevinieron otros músicos que se inspiraron en sus letras para dejar que las melodías transmitan su hermosura completa, tal es el caso de Miguel Cáceres, Marcelo Mitre, Carlos Roldán, Ricardo Vega, Edgar López, Guillermo Domínguez, y tantos otros. Esta pasión por las letras hicieron génesis en la música folclórica, cuando siendo adolescente, “Elsita” era acompañada por el dúo Jugo- Corvalán, en las audiciones de la vieja LV11. “A mí me atrapaba mucho la música, siendo niña recuerdo cuando ponía el silloncito y lo escuchaba cantar a mi padre (Leónidas del Jesús “el Nono” Corvalán) junto a su hermano del camino, Manuel Augusto Jugo”, comenta. Su madre, Juana Ruiz, fue también un aporte valioso para que la pasión por las letras y la música estuviera siempre presente. “La poesía tiene que tener musicalidad”, asiente, por eso en su cuaderno de anotaciones, nacen a diario nuevas inspiraciones, poemas que van tomando forma para pronto poder editar su próximo libro, un anhelo que espera concretarlo. Como nació “Canto a Monte Quemado” “Los Manseros eran muy amigos de mi padre, el “Nono Corvalán”. Un buen día, mientras almorzábamos, a (Leocadio) Torres se le dio por preguntar por mis escritos, y yo, demasiado tímida, no le quería mostrar. Pero mi papá pudo más y elogió mis poesías, hasta que Onofre Paz terminó pidiéndome algunos de los escritos” contó Elsa, entre tantas anécdotas vividas con el conjunto tradicional folclórico. Fue de aquella reunión cuando Paz se embelesó de la nostálgica poesía originariamente titulada “Misterio de Monte Quemado”, y todo lo que vino después es historia. “Tengo la suerte que muy seguido, recibo la visita de muchos amigos músicos y me piden ver mis libros para musicalizar algunas letras. Ya tengo 40 temas registrados en la Sociedad de Autores, después de Canto a Monte Quemado”, comenta la poeta, entre tantas alegrías que le dio estar siempre en conexión con la música. De aquella simbiosis perfecta nacen sus hijos con alas. Poemas con melodías que primero surgen de su corazón, para trascender las fronteras.l
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