Vejez y futuro

¡Buen día! Hace muchos años encontré a un simpático viejito que superaba largamente los ochenta. Enseguida congeniamos en una conversación animada. Hablábamos de tiempos idos. Mientras él disfrutaba con sus relatos de juventud, yo le acercaba alguna idea o una pregunta cualquiera para estimular sus reflexiones. En algún momento de la charla, le dije que Pablo VI alguna vez habló a los ancianos comparando esa etapa de la vida como el sereno atardecer de un hermoso día, el toque final de una obra maestra, el último movimiento de una estupenda sinfonía... Yo estaba dispuesto a seguir arrimando ventajas, cuando el viejito levantó su cabeza cansada, miró fijamente a mis ojos y, con una sonrisa entre compasiva y burlona, me interrumpió: “Pero es mejor no ser viejo...”. Tuve que reírme. “Luego pensé: ¡qué lástima que este hombre inteligente no haya asumido la vejez como un nuevo desafío de vivir! “Porque la vejez -escribió bellamente Longfellow- no es menos ocasión que la juventud, aunque con otra apariencia. Y a medida que la luz del crepúsculo se extingue, se colma el cielo de estrellas que son invisibles de día”. En esta misma línea de pensamiento quisiera compartir algunas buenas ideas transformadas en plegarias por Antonio Alonso en su librito “Bienaventuranzas del atardecer” (subtitulado “Nuestros mayores hablan con Dios”): “Después de años y años, de luchas y de angustias; a pesar de las pruebas aún queremos vivir! Y ver la luz, y ese jardín; ver a los amigos, ver la vida . Sí, sí. ¡Haz que vea! Haz que te vea, aun en las situaciones dudosas y difíciles, en los momentos donde todo es negro y los milagros ya no existen. Haz que te vea, en la sombra, en la duda, en el silencio, en este mundo nuevo que no entiendo, en las preguntas quedaron sin respuesta, en estas flores que están por florecer. Y adapta bien mis ojos para el futuro que está cerca. A fin de cuentas, comenzó para mí desde el bautismo”. Para el final una sabia sugerencia de Gertrud von Le Fort: “Podríamos considerar el envejecimiento como ir sobre una ola, marina. Si nos dejamos llevar, flotamos; en cambio si luchamos contra ella, nos hundimos”... ¡Hasta mañana!
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