Paz y dignidad

¡Buen día! “En toda convivencia humana bien ordenada y provechosa hay que establecer como fundamento el principio de que todo ser humano es persona, esto es, naturaleza dotada de inteligencia y de libre albedrío, y que por tanto el hombre tiene por sí mismo derechos y deberes, que dimanan inmediatamente y al mismo tiempo de su propia naturaleza. Estos derechos y deberes son, por ello, universales e inviolables y no pueden renunciarse por ningún concepto”. L o e s c r i b i ó J u a n XXI I I en l a enc í c l i - c a “Pa c em in t e r r i s ” (11.4.63). En su mensaje para la Jornada Mundial de la Paz de 1995, Juan Pablo II rescata el pensamiento del bien llamado Juan el Bueno para subrayar a continuación: “Esta verdad sobre el hombre es la clave para la solución de todos los problemas que se refieren a la promoción de la paz. Educar en esta verdad es uno de los caminos más fecundos y duraderos para consolidar el valor de la paz”. Unos párrafos mas arriba el Papa denuncia: “La violencia que tantas personas y pueblos continúan sufriendo, las guerras que todavía ensangrientan numerosas partes del mundo, la injusticia que pesa sobre la vida de continentes enteros no pueden ser tolerados por más tiempo”. Y agrega: “Es hora de pasar de las palabras a los hechos. Los ciudadanos y las familias, los creyentes y las Iglesias, los Estados y los organismos internacionales, ¡todos deben sentirse llamados a colaborar con renovado empeño en la promoción de la paz!. Sabemos bien cuán difícil es esta tarea. En efecto, para que sea eficaz y duradera, no puede limitarse a los aspectos exteriores de la convivencia, sino que debe incidir sobre todo en los ánimos y fomentar una nueva conciencia de la dignidad humana. Es necesario reafirmarlo con fuerza: una paz no es posible si no se promueve, a todos los niveles, el reconocimiento de la dignidad de la persona humana, ofreciendo a cada individuo la posibilidad de vivir de acuerdo con esta dignidad”. ¡Hasta mañana! 
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