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Con mínima popularidad, Temer defiende sus reformas

El presidente de Brasil, Michel Temer, defendió ayer, al cumplir un año de su mandato, el ajuste económico y las reformas laboral y jubilatoria que lleva adelante en el Congreso, pidió por la "pacificación" del país y atribuyó la crisis al "gasto desenfrenado" de su antecesora, Dilma Rousseff, de quien era vicepresidente y a la que ayudó a destituir.

"Estamos en el camino correcto. Tenemos coraje para decir que el pueblo quiere resultados, sin importar de dónde y cómo viene ese resultado", dijo Temer en su discurso junto con su gabinete y los líderes del Congreso.

Temer, del Partido del Movimiento de la Democracia del Brasil (PMDB), asumió el 12 de mayo de 2016 cuando el Senado suspendió y luego destituyó a Rousseff, del Partido de los Trabajadores, de quien era su vicepresidente.

Rousseff y el PT, que calificaron de golpe parlamentario al movimiento de Temer y la antigua oposición, fue destituida finalmente el 31 de agosto, pero el plan económico del actual mandatario fue iniciado en mayo, con cambios bruscos en el rumbo del país.

"Hemos preparado al país para una nueva fase de desarrollo: la democracia de la eficiencia, con una agenda de reformas", dijo Temer en un acto realizado en el Palacio del Planalto, al cumplir un año de asunción.

Temer, el presidente con el nivel más bajo de aprobación de la historia democrática, entre 4% y 9% en las encuestas, también celebró el superávit de Petrobras en el primer trimestre y dijo que la empresa estatal, eje de la operación anticorrupción Lava Jato, "es un orgullo" cuando hace un tiempo era motivo de "vergüenza".

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