ENTREVISTA A CARLOS ARTAYER

La infinitud de los cielos que caben en cada palabra

Por Omar Estanciero de la Redacción de El LIBERAL

Los poemas de Carlos Artayer fueron concebidos bajo la premisa de que” todos y cada uno de los hombres, somos herederos de la humanidad que nos precede”. A lo largo de su carrera, el reconocido poeta y profesor de Castellano, Literatura y Latín, evocado por distintas generaciones de alumnos, ha intentado siempre descubrir la realidad mítica expresada por medio de un lenguaje poético por excelencia. En su reciente trabajo titulado “Por un hombre pasan infinitos cielos” (Editorial Lucrecia), el poeta nacido en la ciudad de La Banda procura desde un estado de encanto, llegar con su poética a las nuevas generaciones, y desde su profundidad intuitiva del mundo primordial, intentar descifrar el misterio de lo mítico. Según Nora Díaz de Grupali en esta obra, “el lector se encontrará con un punto de partida, la noche, los infalibles ciegos, los amantes, el poema, el día, los números, los mitos, el hombre y la llegada relativa”. Se puede inferir que los cielos, en esta obra de Artayer, “simboliza desde lo original, el no ser, como una potencia del hombre, y también las infinitas posibilidades de su ser en ese “no ser” con una esperanza futura del “divino ser” en su realización final. Desde el pensamiento del poeta Octavio Paz, “el poema es vía de acceso al tiempo, inmersión en las aguas originales de la existencia; una poesía sin sociedad sería un poema sin autor, sin lector y, en rigor, sin palabras”. Respecto del poema que Artayer inspira, Díaz de Grupalli sintetizó que en su obra, “el lenguaje recobra su originalidad primaria, con reducciones que le imponen la prosa y el habla cotidiana, así, la palabra en libertad, es cuando el poeta pone en libertad su materia. Y la palabra del poema no es solo palabra, sino que encarna algo que la trasciende y la traspasa”. ¿Cuál sería la relación entre el hombre, la poesía y los cielos? -El poema contiene al poeta que le da vida. Cada uno de nosotros es único, indivisible e inimitable. Sin embargo, a pesar de esa condición propia del ser humano, por cada uno de nosotros pasa cada una de las historias y experiencias de todas aquellas generaciones que nos precedieron desde tiempos inmemoriales. En el devenir histórico, atravesamos raudamente esa corriente porque nuestra vida, en proporción, es fugaz. Sin embargo, alguna huella tenemos que dejar. No es casual que los infinitos cielos, pueden ser simbolizados sin ningún esfuerzo por la palabra, que precede a nuestro nacimiento, vive con nosotros y nos proyecta. Y todo lo que viene con la palabra, nos hace sencillamente humanos. ¿Qué significancia tiene la palabra poetizada como sentido de nuestras vidas? -Yo sostengo que el texto poético, o mejor dicho, todo texto literario, establece una suerte de complicidad con el lector, pero que es en realidad el texto el que lee al lector, y no al revés. El texto, por su densidad y trascendencia, crea al lector la obligación de poner en juego todas sus competencias, su novela personal en pleno puesta en el acto de la lectura. Entonces el texto, vuelve resignificado, desde esa lectura hacia el emisor. Por eso, un texto tiene éxito en tanto es reescribible, como decía Roland Barthes. Cada lector debe reescribir su propia historia personal, ése es el sentido que tiene el discurso poético, que por otro lado, la palabra misma, ya es un esbozo de poema, puesto que no describe, sino que menciona las cosas. La palabra, no nombra las cosas, sino que las refiere con un nombre convencional, el que le puso el hombre desde tiempos inmemoriales. Desde entonces, “es el hombre / esclavo de la palabra”. Parece ser que el poeta, con mucha hondura, es quien mejor resume cada instante fugaz y mágico que vive el hombre… -Es que justamente la palabra debe eternizar los momentos fugaces. Por eso es que la palabra nos precede y nos sobrevive, porque es la encargada de llevar ese mensaje aunque fugaz, pero cierto, a las generaciones que vienen detrás de nosotros. Muchos escritores piensan que cuanto más intrincadamente escriben, son mejores poetas, cuando en realidad, poeta es el que mejor transmite esas respuestas, aunque sean muy parciales, a las preguntas que todos los seres humanos nos hacemos, y que muchas veces no podemos plasmarlas en palabras, y para eso está el lenguaje poético. Siempre ronda en mí la idea de que somos habitantes del cosmos, aunque fugitivos en él. Pero algún atisbo de humanidad, menciono en mi trabajo … “tengo las expectativa de que las reverberaciones del sentido, la sugerencia de honduras, la intuición de zozobras, la perplejidad ante la vida en marcha hacia su única certeza, afloren de los poemas, resumen del inminente silencio que precede al reconocimiento, y aceptación, de cual solo flotamos en la infinitud de los cielos que caben en cada palabra, y cuán esperanzados en que la memoria del cosmos conserve un vestigio, siquiera, del poema que intentamos ser a cada instante…”. ¿Y en el amor también se simboliza esta orientación intrínseca de su poesía? -En los poemas de amor hago también referencia a estas circunstancias de que somos uno, y toda la historia que pasa por cada uno, donde hay elementos que nos identifican, hay una constante, un pensamiento filosófico- religioso- humano que tiñe toda mi producción del principio. De manera que sobre el amor, en “Alguien y su muchedumbre” digo que somos el aspecto que tenemos nosotros en este momento, que quizás “ya fue habitado tal vez por mil personas, / que gustaron la miel con otros modos / y amaron a su vez con sangre propia./ Es por eso amor, que sabe a lejos, a nostalgia y a mar, y a soledades el profundo fervor de cada beso, / si en la boca al besar, vamos en ecos de otros tiempos y lugar que nadie sabe, al nuevo porvenir que está naciendo…” es el amor el sentimiento trascendente que nos convierte en plenamente humanos (poesía Los Labios). ¿Qué poetas clásicos de Santiago le despiertan nostalgia? -Añoro a grandes poetas como Luis Manzione, el añatuyense Carlos Abregú Virreyra; Clementina Quenel, Horacio Rava, y mis contemporáneos como Carlos Figueroa, Betty Alba, Felipe Rojas, Alfonso Nassif, entre otros tantos extraordinarios poetas. De todos los poetas, uno siempre aprende algo. ¿Cuál es su visión sobre la actual voz poética juvenil? -Tenemos grandes valores. Siempre digo que el genio poético no se adquiere en ninguna parte, viene con uno. Muchos creen que estudiar el profesorado en letras te convierte en poeta, pero eso es solo información, una formación técnica direccionada hacia la literatura. El poeta se hace si es que tiene en sus genes proclividad hacia la palabra y sus condiciones para percibir y plasmar en palabras el mundo que nos rodea, tampoco es cuestión de usar las palabras que están en el vulgo. Todo texto, y con mayor razón el literario, debe comunicar algo, no es una cuestión snob, se trata de trascender y perdurar a través de la literatura. Hay que tener respeto por las palabras y le digo a los jóvenes que pongan en cuestión lo que dicen otros, incluso lo que yo digo, para que formen su propio criterio para medir los valores literarios de cada texto. No hay que dejar de leer y formarse, para poder sustentar la palabra poética. l
Ir a la nota original

MÁS NOTICIAS