SARMIENTO

Reconstruyeron el asesinato del "Porteño" en Garza, poscorsos en verano pasado

Hay dos detenidos, pero ayer abundaron las versiones. Y el modo en que fue atacado y ultimado el joven, oriundo de Buenos Aires.

La Justicia reconstruyó ayer el brutal asesinato del porteño Antonio David Paz (alias ‘Nona’ o el ‘Porteño’), ultimado a patadas y con un adoquín en la cabeza, tras los corsos del 28 de febrero en Garza, Sarmiento.

En presencia de la fiscal Aída Farrán Serlé, defensora Roxana Cejas, colaboradoras, policías, los dos hermanos detenidos y vecinos, el procedimiento se realizó entre la siesta y la caída de la tarde.

De acuerdo al trámite, la Fiscalía escuchó a numerosos testigos que ofrecieron diferentes versiones sobre aquella fatídica batahola, cuya naturaleza se habría gestado en odios del pasado y hasta una vieja rivalidad de bandas.

Dos sospechosos

En el centro de la escena, emergen detenidos hoy los hermanos Fabricio y Santiago Enríquez, enrostrándoseles la coautoría del asesinato.

La investigación abunda en relatos de testigos adolescentes. ¿Por qué? El "Porteño" integraba un grupo de jóvenes, al parecer enemistado con otra facción antagónica.

Esa confesada rivalidad habría sido caldo de cultivo de un enfrentamiento que decantó en terrible paliza, sangre y luto.

Mujeres

El día fatídico, un joven habría revelado a sus amigos que su novia había sido insultada por la otra banda.

Nadie chequeó si era verdad, o invento. Tal cual dirimían sus diferencias, por Facebook y whatsapp, acordaron pelearse.

De las versiones escuchadas ayer se desprende que hubo una lluvia de piedras; también, ciertos personajes que portaban armas blancas, sin que éstos fuesen individualizados.

En el fragor de una pelea colectiva, se deduce que el "Porteño" cayó en el piso. Los testigos sitúan a su lado a los hermanos, detenidos, Enríquez.

La acusación advierte que uno de los Enríquez habría golpeado a trompadas y patadas al "Porteño", dejandolo casi "drogui", tirado en la tierra.

Acto seguido, el otro hermano se habría aproximado y asestado el golpe letal con un adoquín.

Las consecuencias fueron lógicas. El terrible impacto en la cabeza desembocó en la muerte del jovencito por fractura de cráneo y otras graves heridas.

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