HISTORIAS

El sacerdote que jugó con Beckham en el Manchester United

Philip Mulryne consiguió todo lo que se propuso como futbolista. Ganó millones, pero lo echaron de su selección por tomar cerveza, y ahora, tras retirarse, decidió darle un vuelco inesperado a su vida.

En el arranque de los 90, Philip Mulryne, con 12 años recién cumplidos, respiraba fútbol, y le sobraban condiciones para jugarlo, y es por eso que no dudó cuando recibió la noticia de que el poderosísimo Manchester United estaba interesado en sumarlo a sus divisiones juveniles.

Claro, no era tan sencillo: el centro de entrenamiento del equipo inglés estaba a uno 500 kilómetros de distancia de Belfast, la capital de Irlanda del Norte, en donde había nacido y vivía junto con sus padres, pero esto no lo detuvo.

Ya en las Inferiores del United, tuvo que convencer a Alex Ferguson de que podía dar el salto a Primera y pelearles el puesto a estrellas como David Beckham, Paul Scholes o Ryan Giggs. Y lo consiguió. Ojo, no la rompió pero lo que hizo le alcanzó para jugar tres temporadas en los Diablos Rojos.

Con la idea de conseguir la continuidad que no encontraba en Manchester, en 1999, hizo las valijas y firmó con el Norwich City, donde disfrutaría de los mejores años de su vida futbolística. Es más, por esos días también comenzó a ser un habitué de las convocatorias de la selección de Irlanda del Norte. Y todo cerraba: ganaba cerca de un millón de dólares por temporada y salía con una modelo llamada Nicola Chapman.

Aunque tenía fama de ser poco disciplinado, Mulryne también era un personaje divertido, que caía bien y era respetado por su entrega dentro del campo de juego. Sin embargo, todo empezó a cambiar en el 2005, cuando se escapó de la concentración de su selección para ir a tomarse cerveza a un bar. Y pese a su trayectoria, nunca más volvió a ponerse la camiseta de su país.

Tres años más tarde, ya en el 2008, las lesiones lo empujaron al retiro. Y ahí su vida dio un vuelco inesperado.

Mientras algunos le auguraban un futuro lleno de conflictos y cercano al alcohol, Mulryne comenzó a hacer obras de caridad y conoció a un obispo (llamado Noel Treanor), que le preguntó si no le gustaría seguir la vida sacerdotal.

Tanto le gustó la idea, que comenzó a interiorizarse, a estudiar, y en 2011 viajó a Roma para ingresar al Colegio Pontificio Irlandés y formarse en la carrera eclesiástica. Fue apenas el comienzo de una nueva manera de vivir.

Y que el último sábado coronó al ser ordenado sacerdote de la Orden Dominica Irlandesa por el Arzobispo Joseph Augustine Di Noia. Una ceremonia muy especial, en la que decidió adoptar los votos de castidad y pobreza. Y de la que entró como un ex futbolista y salió como el padre Philip.

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