Dios bueno

Vamos a hablar sobre la bondad de Dios. Dios es bueno y en la Biblia hay manifestaciones sobre eso. En el Salmo 53,6-8 dice: “Dios es mi ayuda, el Señor es mi verdadero sostén. Te ofreceré un sacrificio voluntario, daré gracias a tu Nombre, porque es bueno”. Y luego en el Salmo 145,9: “Te ofreceré un sacrificio voluntario, daré gracias a tu Nombre, porque es bueno”. El Salmo 119. 68, dice también: “Bueno eres tú”. Lucas 18.19 dice: “Jesús respondió: ¿Por qué me llamas bueno? Nadie es bueno, sino sólo uno, Dios”. En todos lados podemos ver esas palabras que manifiestan la bondad de Dios. El difícil ver hoy la bondad de Dios, cuando enfrentamos un problema o enfermedades, o cualquier situación dolorosa o preocupante, pero sin duda, y a pesar de todo lo que vivimos, hay que tener presente que la bondad de Dios existe y Él es bueno. Mirando las obras de Dios, podemos ver que es bueno. En el Antiguo Testamento vemos que los israelitas, a pesar de ser un pueblo duro, el Señor nunca dejó de protegerlos. En el Nuevo Testamento vemos sus muchos milagros, su provisión y la prueba más grande de su bondad, que fue enviar a su hijo a la tierra para morir en nuestro lugar con el fin de salvarnos y protegernos, prometió estar con nosotros todos los días hasta el fin del mundo. En la actualidad podemos ver su bondad en el simple hecho que tenemos la oportunidad de vivir, amar, de ser amados, en la fuerza que experimentamos para enfrentar cada nuevo día, en la provisión de alimentos, en fin en todos los aspectos de la vida Él está presente. No sé qué te aqueja en este momento, lo que sí sé, es que Dios está ahí contigo, El está en el control de todo. El nos ama, nos conoce y sabe lo que es mejor para todos nosotros. Invitamos a muchas personas que dudan de la bondad de Dios, a tener paciencia y confiar. A veces es normal como seres humanos querer solucionar nuestros problemas ya, pero Dios es más de todo lo que podemos pensar. Dios es bueno. Esa es la única fuente verdadera de nuestra esperanza. No hay más garantías en este mundo que la bondad de Dios hasta el destino final. No debemos olvidar que el Dios bueno ha amado el mundo, ha entregado a su Hijo para salvarnos y sabemos que sin esa entrega el mundo no podía salvarse. Entonces, debemos entrar en ese espíritu de Dios paciente, misericordioso y fiel. La promesa verdadera que podemos hacer es vivir esa fidelidad a ese Dios bueno. Aunque haya problemas, aunque haya preocupaciones debemos dar gracias u orar y pedir: “Señor ayúdame a entender tu espíritu de bondad, tu voluntad que realmente eres bueno. Sé que no me dejarás este día ni mañana. Hoy quiero caminar disfrutando tu bondad. Es esa bondad la que queremos vivir. El Salmo 136.1, dice: “Den gracias al Señor porque Él es bueno, porque para siempre es su misericordia”. Entonces, no podemos quejarnos. Dios está siempre para mostrarnos ser el verdadero camino. No dejemos pasar esa oportunidad para unirnos, para vivir su comunión. No nos dejemos engañar de todo lo que nos pueden decir de Dios porque sin Dios no somos nada. Podemos aprovechar del canto de Marcos que dice: Dios ha sido bueno, bueno es Dios. Su bondad me alcanzó, su amor me rescató, su gracia me salvó. Bueno es Dios. Por eso cantaré y siempre alabaré, y nunca olvidaré. Bueno es Dios. Mis manos alzaré. Mi vida entregaré, mi voz levantaré. Bueno es Dios, y no me cansaré de darle todo a Él. Yo quiero serle fiel. Bueno es Dios. A través de todo lo que podemos vivir debemos dar gracia y reconocer la bondad de Dios que ha perdonado nuestro pecado, que ha rescatado nuestra vida, que ha dado un montón de oportunidades. No hay que mirar la bondad del ser humano, sino la bondad de Dios. Mirar también como María, Nuestra Madre, ha visto esa bondad de Dios y ella ha aceptado ser servidora de ese Dios bueno. Ese Dios bueno cambia nuestros proyectos, nuestras tristezas por alegría. Cambia todo lo que puede amargar nuestra vida para que nosotros también podamos ser testigos de la bondad de Dios. Que Nuestra Madre nos ayude siempre para que podamos descubrir la bondad de Dios, para que nuestras relaciones con Él y con los demás no sea únicamente relaciones por interés, sino buscando lo que es bueno para todos. Que este domingo podamos reflexionar sobre esa bondad de Dios y como Él ponerla en práctica en nuestra vida y también en la vida de nuestros hermanos. A mén.
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