Coartada carente de lógica y audacia

El propio Alejandro informó la muerte de Alberto. Al llegar la policía, halló el cuerpo dentro de la vivienda y fuera, la escopeta.

Las fiscales no titubearon y apuntaron sus cañones contra el hermano.

Ni bien abrió la boca, la mujer confesó el amorío con Alejandro. Cuando los policías fueron a buscarlo, descubrieron que la madre le había lavado la ropa, a excepción de una gorra sospechosa. La pólvora hallada contradijo y dejó a Alejandro sin argumentos defensivos.

Ir a la nota original

MÁS NOTICIAS