ELIMINATORIAS EN EL MONUMENTAL, EL EQUIPO DE JORGE SAMPAOLI APENAS EMPATÓ 1 A 1 CON VENEZUELA Y SIG

Argentina y otro empate que complica

Tras un primer tiempo donde generó muchas situaciones, el gol de Murillo "nubló" al combinado "albiceleste", que logró igualar con un tanto en contra de Feltscher. Las chances de llegar a Rusia 2018 se reducen.

Argentina transita por los umbrales de un infierno, tras empatar anoche 1 a 1 con Venezuela, que lo deja en la incertidumbre de llegar o no al Mundial de Rusia 2018. En el Monumental, Argentina se lució como para llenar de goles el arco rival y descansar en la tranquilidad de la cercanía de una clasificación hasta el mes próximo. Pero el segundo tiempo Argentina también se nubló y terminó sin pena ni gloria con un equipo sin alma ni fútbol.

Jhon Murillo abrió la caja de pandora para el seleccionado de Jorge Sampaoli y ni siquiera la patriada de Marcos Acuña que terminó en gol en contra de Rolf Feltscher pudo cerrar.

Cuando pasados los dos minutos Javier Mascherano dio un pase profundo como si fuera el mediocampista que siempre fue en la selección y metió la pelota entre las dos líneas venezolanas y Mauro Icardi emergió habilitado alumbró la ilusión de un partido que se cerraría rápidamente, más allá que el arquero Wuilker Farinez sacara milagrosamente con el pie. Dos minutos después combinaron Acosta, Banega, Dyabala, Messi hasta que por el otro lado Di María, esta vez ganador por izquierda, mandó un centro que Icardi no pudo concretar.

Fueron más de media docena de llegadas con claridad con Icardi, Dyabala, Banega o un par de remates de Messi.

El maleficio entregó un final de etapa con una igualdad en blanco difícil de entender.

Las puertas del infierno se estaban por abrir para el equipo de Sampaoli, porque dos pérdidas de pelotas consecutivas derivó en un contraataque veloz que Murillo convirtió en un gol inesperado.

Una patriada de Acuña, reemplante de Di María, con un autopase que dejó en el camino a Víctor García y un centro potente hizo que Rolf Feltscher, que venía apareado a Icardi para defender se la llevara por delante y empatara el partido.

Pudo pero no fue un nuevo principio. El resto del segundo tiempo fue una pesadilla, donde todo el equipo, salvo alguna osadía de Acuña o algún intento de Messi sin encontrar socio alguno, fue una sombra del primero. Sampaoli buscó alternativa que pareció un manotazo de ahogado. Sumó a Benedetto, acogiéndose al reclamo tribunero, con dos nueve que no comulgaron en el tiempo que estuvieron juntos y desarticulando la sociedad de Messi y Dybala.

Los insultos y silbidos se multiplicaron. Sólo hubo un grito a favor. Messi...Messi. Tal vez como un rezo para quien creen puede ser el salvador.

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