UN PEQUEÑO PASO, UN GRAN LOGRO

Cruzar la calle y darse a conocer

La estrategia con los propios vecinos de la residencia fue similar. Había que derribar los límites. “En el ámbito barrial, ya que estamos insertos en la ciudad de La Banda, incorporamos muchas propuestas, como el tradicional chocolate del 25 de Mayo, que lo entregamos en la calle; los residentes salen a repartir chocolate y facturas a los transeúntes y a los conductores, una idea que fue muy bien aceptada, lo que generó una emoción social particular, muy bonita. También el año pasado, para fin de año se hicieron talleres y se entregaron panes de Navidad a los vecinos. La idea es cruzar la calle, que (los abuelos) se presenten y cuenten qué hacían. Todo esto generó una visión más sana de lo que es la institución. Internamente, también generó una dinámica muy linda, el empleado también se siente mejor”, recordó la administradora del lugar. Y el cambio comenzó a percibirse del lado de afuera también: “Con el hecho de abrir las puertas, la gente se va vinculando de otra manera con la problemática de la vejez, viendo que por ahí un adulto mayor puede gritar no porque lo están maltratando, sino porque tiene un retraso madurativo, algún principio de Alzheimer u otras problemáticas. Por eso es bueno entrar, estar, compartir, tomar un mate con el cuidador, con el enfermero, y saber que es un hogar como la casa de cualquiera de nosotros, nada más que con mayor magnitud”, esboza una explicación Witte, que suena mucho a invitación en realidad.
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