Inmenso dolor en el sepelio del niño que fue aplastado por un arco en una cancha de fútbol
Fue a ver cómo jugaba su tío, se trepó en el arco, cayó al suelo y sobre de él se precipitó la pesada estructura que le provocó la muerte
AÑATUYA, Taboada (C). La comunidad está inmersa en un profundo dolor. La triste noticia se conoció rápidamente el viernes por la noche y conmocionó a los vecinos por la fatalidad de lo sucedido.
Federico Agustín Pereyra tenía 11 años. Cursaba el quinto grado de la escuela Julio Argentino Roca. Vivía con sus padres y dos hermanos en el barrio La Leñera, pero estos días había quedado al cuidado de su abuela en el barrio Platense Oeste, pues su madre había ido a visitar a su padre, que por razones laborales se encontraba temporalmente en Buenos Aires.
A una cuadra donde reside su abuela, se encuentra un complejo deportivo donde cientos de niños, jóvenes y adultos van a jugar al futbol. El viernes, cerca de las 22, Federico fue con su tío hasta ese lugar, a ver el deporte que más le apasionaba, y de paso, quizá tenía la posibilidad de patear un rato el balón con algunos "changuitos" que frecuentan el lugar.
En eso estaba, correteando como todo niño. Dicen las fuentes judiciales "que en un determinado momento se colgó del travesaño de un arco móvil, se soltó, cayó al piso y la estructura se le vino encima, pegándole en la nuca".
La situación fue desesperante, las personas que estaban en el momento, rápidamente fueron en su auxilio, mientras otros llamaban a la ambulancia de los Bomberos Voluntarios.
Intentaron reanimarlo. La desesperación y la angustia se adueñaron del lugar. Sus oídos sangraban, no respondía, estaba inconsciente, y así fue conducido al Hospital Zonal por los Bomberos.
Al arribar, la médica de guardia, doctora Juárez Fantoni, constató que no tenía pulso. De inmediato lo ingresaron a terapia, intentaron reanimarlo, pero el esfuerzo de los profesionales no alcanzó, "Fede" ya había fallecido.
El cadáver del niño arribó a la sala velatoria en las primeras horas del sábado. Sus familiares y amigos se dieron cita en el lugar para darle el último adiós. Muestras de profunda tristeza se vivieron en el lugar, que estaba "copado" por niños de su edad.
La familia aguardaba la llegada de los padres del pequeño, quienes por razones de trabajo se encontraban en la provincia de Buenos Aires.