Pirotecnia: una manifestación de algarabía, que para muchos es sinónimo de sufrimiento

Con el advenimiento de las fiestas de navidad y año nuevo, crece la preocupación de padres de chicos con autismo, por los efectos perjudiciales de las detonaciones. Pero todos estamos expuestos a sufrir serios trastornos auditivos.

Se acercan las fiestas de fin de año, y con ellas las manifestaciones de algarabía de mucha gente, expresada a través de diversas maneras. Una de ellas, es la utilización de pirotecnia para recibir la Navidad y al Año Nuevo.

Pero, lo que para muchos es una expresión de algarabía, para muchos representa un sufrimiento. Un punto negro en una noche en la que todos, por igual, deberíamos vivir internamente con nuestros sentimientos, y externamente, lo más cómodos posible.

Concretamente, los estruendos de la pirotecnia causa serios trastornos a personas con mayor sensibilidad auditiva, como quienes sufren autismo, para los que estas celebraciones, como tantas otras, se convierten en un martirio.

Pero las fuertes explosiones a las que nos vemos expuestos en estas ocasiones, también pueden generar problemas a las personas que no padecen este tipo de alteraciones neurológicas, y pueden quedar secuelas que con el tiempo se pueden convertir en irreversibles.

En esta edición de PDV hemos querido abordar el tema no sólo como una manera de apoyar la campaña que llevan adelante grupos de padres de chicos con autismo que año tras año luchan para atenuar al menos la utilización de la pirotecnia, sino para generar conciencia en la gente sobre la utilización de este tipo de elementos, para que en caso de hacerlo, lo haga tomando las medidas de prevención adecuadas.

Patricia Zírpolo es mamá de un niño con autismo y activa militante de TGD Padres TEA Santiago Azul, a quien invitamos para que nos cuente su experiencia en su lucha, y la manera en que reaccionan los chicos con autismo ante las fuertes detonaciones. Y también nos dejó su punto de vista la doctora Cecilia Parisini, otorrinolaringóloga.

La profesional dejó en claro que todo tipo de agresión al oído deja secuelas de diferentes características que pueden tornarse graves e irreversibles.

“Debemos tener en cuenta que el oído está en condiciones de recibir un sonido de hasta 90 decibeles, y que los elementos de pirotecnia pueden llegar a los 190 decibeles, como es el caso de una bomba de estruendo. Esto significa una seria agresión para el oído que puede ocasionar severos trastornos a cualquier persona”, puntualizó.

Patricia explicó que esta agresión se potencia en una persona que sufre autismo, ya que tienen una mayor sensibilidad en todos sus sentidos, especialmente en el auditivo.

“Un chico que sufre autismo, escucha al mismo tiempo diferentes sonidos, precisamente por la sensibilidad que tienen, y cuando se trata de las bombas de estruendo o de cualquier tipo de explosión, no lo pueden tolerar, por lo que lloran, sufren alteraciones nerviosas y hasta ataques de epilepsia”, graficó.

Tanto Patricia como la doctora Parisini, coinciden en que es imposible erradicar el uso de pirotecnia en estas celebraciones, pero que si es posible atenuar su uso y, dentro de lo posible, buscar alternativas menos ruidosas. “Más luces y menos ruido”, es una de las propuestas del grupo de padres de niños con autismo, entre tantas que lanzaron durante sus campañas, como la utilización de globos.

Lamentablemente, para estos chicos, no sólo las fiestas de fin de año resultan traumáticas, sino también las celebraciones religiosas, escolares o sociales, en las que se utiliza comúnmente la pirotecnia.

En cuanto a la prevención, la doctora Parisini recomendó que si se utilizan estruendos, hacerlo a una distancia prudencial y preferentemente con alguna protección, como la utilización de tapones o algún auricular que proteja la zona del oído.

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