La familia

Por el padre Gilbert. Párroco de María Auxiliadora.

Hoy es Domingo de la Sagrada Familia. Sabemos, los que tenemos familia que con ella podemos vivir alegrías, tristezas, felicidades. Pero hoy, en este mundo, estamos para ver si realmente podemos llegar a hablar de ella. Hay un montón de libros, de cosas que hablan de la familia, pero si realmente miramos a la Sagrada Familia, Jesús, María y José, podemos decir que es un núcleo, es una familia sencilla. Tenemos un montón de formas de familia. La compuesta por padre, madre y los hijos, y luego están las grandes familias, sobre todo en Santiago del Estero, que incluyen tíos, sobrinos, muchos más. Entonces hoy no debemos pensar que la familia es únicamente los padres y los hijos. Llegamos a vivir en familia, considerar a todos como miembros de una gran familia, y hay que saber que en ella no somos ángeles y hay que convivir, hay que aceptar cómo es el otro, aceptar su libertad y ver cómo pueden mejorar las celebraciones. No hay mala familia, no hay buena familia, sólo hay familia. Si queremos comparar, si queremos comentar, nunca vamos a vivir en ella. Los jóvenes también deben reflexionar sobre el tema. Muchas veces dicen: ‘tengo mis amistades que me quieren más que mi familia’. Y eso no es verdad, porque cuando algo malo pasa o hay problemas, es la familia la que interviene, no únicamente los amigos. Entonces, no hay familia buena ni mala ni elecciones de familia, hemos nacido en ella. El problema de nosotros como católicos es que no debemos perder esa esperanza de vivir en familia, y sobre todo de pensar que la gracia de Dios obra en ellas. No dejarse engañar por la sociedad que piensa que la familia no existe más, no, nuestra familia es más que la amistad. Por eso hoy quiero leer la carta de San Pablo a los Colosenses 3.12-17: ‘Entonces es muy importante para mirar cómo convivir, hoy la convivencia no es fácil como era antes’. Y San Pablo dice: ‘Pónganse, pues, el vestido que conviene a los elegidos de Dios, sus santos muy queridos: la compasión tierna, la bondad, la humildad, la mansedumbre, la paciencia. Sopórtense y perdónense unos a otros si uno tiene motivo de queja contra otro. Como el Señor los perdonó, a su vez hagan ustedes lo mismo. Por encima de esta vestidura pondrán como cinturón el amor, para que el conjunto sea perfecto. Así la paz de Cristo reinará en sus corazones, pues para esto fueron llamados y reunidos. Finalmente, sean agradecidos. Que la palabra de Cristo habite en ustedes y esté a sus anchas. Tengan sabiduría, para que se puedan aconsejar unos a otros y se afirmen mutuamente con salmos, himnos y alabanzas espontáneas. Que la gracia ponga en sus corazones un cántico a Dios, y todo lo que puedan decir o hacer, háganlo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios Padre por medio de él’. Entonces podemos llegar a vivir entre nosotros esas virtudes de la Sagrada Familia y de la convivencia. Hoy es domingo 31, vamos a terminar el 2017 y entramos en 2018, vamos a celebrar este año en familia, que no sea únicamente celebración con comida, bebidas y cohetes, sino que sea un momento para reconciliarnos, perdonarnos, para entrar en un año de felicidades y de paz, que no sea una fiesta de un día únicamente, que no sea una fiesta para decir vamos a reunirnos porque tenemos la obligación. No, es una necesidad para que la familia se encuentre y podamos celebrar bien el año que viene. Mis deseos es que todos, como miembros de las familias de Dios, en nuestras familias reine la paz, el amor, la caridad, que todos busquemos el bien. Que no decimos únicamente cuando hoy los medios de comunicación digan feliz año nuevo es sólo poner todas las palabras, pero hay que llegar a vivir. Que el año 2018 podamos llegar a vivir en la prosperidad y sobre todo mejorar nuestras relaciones con los demás. Que vivamos sin violencia, en la fraternidad y sobre todo considerarnos como hermanos y hermanas, que Dios aleje todo lo que puede dividir, todo lo que puede alejarnos del amor de Dios. Que el 2018 sea mejor que el 2017, que nuestra Madre nos ayude para entrar en este nuevo año con confianza, con esperanza, que todo es posible, a través de su Hijo todo es posible, todo es posible con Dios padre y dejar que el año próximo el Espíritu Santo nos ilumine, que nos muestre el camino que debemos tomar para vivir la felicidad. Felices, porque todos nosotros tenemos familia, felices nosotros que vamos a entrar en este año nuevo. Que todo sea bondad, compasión, que nuestro Dios de la Trinidad nos ayude para que todo lo que hagamos sea por el bien de nosotros y de los demás. Amén.
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