Un mal endémico

En Brasil, desde fines de 2016 se empezó a notar un fuerte incremento en la muerte de monos por fiebre amarilla -más de 2.500 hasta ahora- en áreas selváticas y boscosas cercanas a grandes centros urbanos, y ya a principios del año pasado en parques y zonas verdes en las ciudades, donde comenzó a infectar a humanos. El brote de 2017 dejó 261 muertes.

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