Bº JUAN FELIPE IBARRA

Piden extender detenciones y fijan prohibición de acercamiento al clan de los Ferreyra y los Acosta

Del tendal de acusados, la causa se sostiene sólo en "Cata" Ferreyra y Cristian Agüero. Entre ellos estaría el homicida del 2 de enero.

Cristian Agüero y Franco David "Cata" Ferreyra hoy enfrentarán a un juez de Control y Garantías, ante quien el fiscal Sebastián Robles requerirá las prórrogas de sendas detenciones por el homicidio simple de Marcio Felipe "Cococho" Acosta. La tragedia estalló el 2 de enero en el Bº Juan Felipe Ibarra, como desenlace de cuatro bataholas iniciadas en un baile de Pampa Múyoj, a la vera de la ruta 64, por una camiseta que enfrentó a los Acosta y a los Ferreyra. En plena "lluvia" de pedradas animada por los Acosta contra las dos casas de los Ferreyra, partió un tiro que segó la vida de "Cococho", de 29 años, domiciliado en Formosa y Oncativo, Bº Juan Felipe Ibarra, padre de dos niños de 3 meses y 9 años.

"Planchados"

Apagada la euforia resultante del exceso de alcohol, hoy Cristian y "Cata" asumirán una sola realidad: están solos en este proceso, reprimido con penas de 8 a 25 años.

Enfrente, tendrán al fiscal Sebastián Robles resuelto en aguarles los sueños de libertad temprana, en una causa abundante en verdades a medias.

Pruebas

En dos semanas de instrucción, la Fiscalía se ha munido de piezas clave y de a poco el rompecabezas va tomando forma. En él, se presume que los Acosta y compañía tomaron por asalto las casas de los Ferreyra.

Hecatombe

A ladrillazos, destruyeron ventanas, puertas, jardines y rejas. Por lógica relación de causa y efecto, de adentro salieron varios Ferrreyra, dispuestos a vengar tamaña afrenta.

Alguien abrió fuego con un revólver y un plomo hizo blanco en "Cococho" Acosta. La muerte sobrevino por añadidura.

Depurados los sospechosos, la mirada se detuvo en los dos presos.

Hoy, Robles fundamentará su posición. Basará su pedido de prórroga, apoyado en "lo incipiente de la causa" y "peligro procesal".

Sin acercamiento

Abstrayéndose del perfil bajo del dúo, afuera algunos aliados aún extienden los cimbronazos, sin distición de bando o sexo.

Previsor, Robles dictó prohibiciones de acercamiento en ambos grupos.

En consecuencia, ni los Ferreyra ni los Acosta tienen prerrogativas especiales y de vulnerar las normas, corren serio riesgo de detención.

Por si fuese insuficiente, la policía vigila de cerca a las facciones, manteniéndolos a raya a los más entusiastas y exaltados cultores de la venganza.

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