EDUARDO PERROTTA

Un piloto de Austral se jubiló y fue despedido en el aeropuerto de Santiago

El comandante cumplió sus 35 años de servicio y se despidió frente a sus amigos santiagueños. Perrota es conocido a nivel nacional por haber salvado la vida de 151 pasajeros, durante un vuelo, tras evitar lo que hubiera sido una tragedia.

El comandante Eduardo Perrotta aterrizó ayer en Santiago del Estero su último vuelo como piloto, tras 35 años de servicio. Fue recibido por la autobomba que roció a la aeronave con agua, tal como indica el protocolo que se estila en estos casos.

Según había adelantado EL LIBERAL, en su edición de ayer, Perrotta eligió Santiago por la amistad con su gente. ‘Tenemos la suerte de que el comandante haya elegido la escala de Santiago del Estero para hacer su último vuelo’, dijo Carlos Juárez, responsable técnico de la escala de Austral-Aerolíneas en la terminal área de Santiago.

Asimismo destacó Juárez que ‘es la primera vez, en los años que opera Aerolíneas Argentinas en Santiago del Estero, que un comandante elige nuestra provincia para su último vuelo’.

Salvó 151 vidas

El comandante Eduardo Perrotta es recordado por muchos por su entrega en su labor, y además por ser quien salvó la vida de más de 150 personas en pleno vuelo, lo que lo convirtió en noticia nacional e internacional allá por el año 2004.

Ese año, el desprendimiento de una rueda de un avión de Austral que viajaba a Puerto Iguazú causó una fuerte controversia y mantuvo durante más de una hora el alerta en el aeropuerto de Ezeiza y en el aeroparque Jorge Newbery.

La historia sucedió así: al decolar desde el aeroparque, del avión MD 83 de Austral se desprendió la rueda trasera interna izquierda. El piloto no lo advirtió, pero sí lo hicieron en la torre de control, desde donde avisaron a la tripulación inmediatamente.

Ya con el conocimiento de que faltaba una rueda vital para el aterrizaje, el comandante Perrota derivó el vuelo hacia el Aeropuerto Internacional de Ezeiza, pero antes voló casi una hora y media sobre el Río de la Plata para gastar todo el combustible posible, y así evitar un probable incendio al rozar la nave contra la pista.

Luego de quemar el combustible, el avión aterrizó en Ezeiza y, tras tocar tierra, se destruyó la rueda restante del tren trasero. El avión se ladeó y quedó cruzado entre las dos pistas que posee el aeropuerto de Ezeiza, pero el ala izquierda no llegó a rozar el suelo. La lucha del comandante para mantener a la nave en posición evitó que hubiera lesionados o heridos.

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