La necesidad de un retiro espiritual en la vida cristiana

Por el padre Gilbert. Párroco de Ma. Auxiliadora.

E l retiro espiritual es una pausa que necesitamos en nuestra vida para encontrarnos de una manera más profunda y directa con Dios. Como cada año hacemos chequeos de salud, también debemos hacer chequeo espiritual. Podemos vivir con tristeza, angustia o todo lo que puede amargarnos la vida. Los discípulos de Emaús, por ejemplo, pensaban que Cristo había muerto y no iba a resucitar; no tenían ánimo, por eso volvieron a su pueblo. Pero Jesús se acercó y dio una oportunidad para que lleguen a vivir. Han perdido toda la razón de ser discípulos de Él. Por eso lo importante es parar y hacer un encuentro con Él. El retiro espiritual es una práctica de la iglesia. Siempre hubo esa manera de reflexionar sobre la vida, encontrarse con su propia posteridad y sobre todo con su desierto. Necesitamos un desierto para reflexionar y hacer la abstinencia del silencio. Es importante hacer una pausa, revisar la vida o los eventos que nos han marcado, descubrir que tenemos mucho para agradecer porque hemos recibido mucho de Dios, su obra y su presencia en nuestra vida. Es también experimentar la verdad, porque Jesús es la verdad en Dios mismo. J esús ha dicho: “Yo estaré con ustedes, todos los días hasta el fin del mundo” (Mateo 28- 20). Ver como Dios nos cuida de una manera personal, es testigo directo de su actuar en la vida de los demás. Hay que mirar la acción de Dios en otros. Encontrar el descanso, necesitamos descansar y no necesariamente hay que ir de vacaciones; los tres días de un retiro espiritual nos pueden dar un descanso del cuerpo y también de la mente. Hay que buscar una vida nueva, renovarse. El retiro es un lugar en donde podemos recobrar fuerzas para continuar. Es entrar en un espíritu de oración porque no podemos retirarnos ni estar en un desierto, sino comunicados con nuestro Dios. Allí vamos a ver lo importante que es la vida de oración. A veces pensamos que ir a la misa o rezar por las noches es suficiente, así como también las oraciones repetidas de memoria. Pero no, es importante la adoración, la contemplación, y escuchar a Dios. La oración es vital para un cristiano. “Descubrí que los mejores amigos son los que me acercan a Cristo. La persona que me invita a ir a un retiro es un amigo, porque quiere acercarme a Dios”. Para mí la misa es un retiro porque en ese momento subimos a la montaña o estamos en el desierto. Es el acto penitencial la palabra de Dios y la comunión con Cristo. Dejar mi casa y retirarme a un templo para orar es un retiro que debemos hacer en silencio, escuchando la palabra de Dios para enfrentar luego nuestra vida. En el camino, los discípulos de Emaús reconocen que Jesús al partir el pan sale al encuentro y reconforta a sus discípulos tristes a los que le falta la fe. Los sacramentos de la reconciliación y de la Eucaristía son la fuerza para renovarse en Cristo. No hay que dejar pasar esta oportunidad. Por eso la invitación de todos los domingos para parar y hacer un retiro es importante. Recibir su perdón y alimentarnos de su espíritu es importante. A veces lo hacemos mecánicamente, en silencio y despacio. El ambiente del retiro nos permite la necesidad de Dios. Debemos tener hambre de Dios, estar con Dios y que Él entre a nuestra vida. Al final del retiro podemos decir con convicción que Dios está vivo, que está con nosotros, como han hecho los discípulos de Emaús. El corazón les abría y así salieron corriendo a contar a los demás que Cristo había resucitado. Que Dios nos ayude para que nuestras celebraciones y momentos de oraciones sean momentos de reflexión sobre nuestra vida. Que nuestra Madre en su silencio haga la oportunidad para que podamos conocer que Dios nos ama. Que no seamos cristianos tristes, sino alegres porque Dios es un Dios de alegría, que ha vencido todo lo que puede amargar nuestra vida. Que podamos buscar todos los años, a través de los retiros, un encuentro verdadero con Dios por nuestras vidas y por los demás. Amén.
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